lunes, 13 de agosto de 2012

“Cuando el cuerpo de Kike estaba en pedazos lloré y le pedí perdón”


Más o menos ocho horas después de haber permanecido junto al cadáver de su pareja, el joven masajista Enrique Armestar Anci, el periodista Ricardo Vásquez Mori resolvió desaparecer el cuerpo. A la fiscal Gladia Alva Palomar le dijo que el descuartizamiento de Armestar fue un acto de desesperación, pero las investigaciones policiales demostraron que lo que Vásquez buscaba era desaparecer las evidencias del homicidio.
El periodista declaró:
"A eso de las tres de la tarde decidí materializar la idea. Como quiera que necesitaba una sierra, salí de mi departamento y aparecí por la avenida Wilson y llegué a Sodimac de la avenida Tacna, donde compré el arco y la hoja de sierra. Empecé a cortar la rodilla izquierda. Una vez que la retiré por completo, continué con la otra rodilla. Luego empecé con el muslo izquierdo, a la altura de la ingle. Como no conseguía terminar de cortar con la sierra, cogí un cuchillo que tenía en la cocina con el que terminé de cortar el muslo. Luego pasé a cortar de la misma forma el otro muslo. En todo ese momento yo sólo lloraba. Mi mente estaba en blanco y no veía nada más que la sierra y mi mano, cortando".
"ESTADO DE SHOCK"
En su manifestación Ricardo Vásquez en todo momento pretende atribuir sus actos criminales a una acción derivada de un “estado de shock”, como movido por una poderosa e inexplicable fuerza. Lo cierto es que todo fue calculado al milímetro. No dejó nada a la improvisación.
Explicó el ahora acusado de homicidio:
"Entonces procedí a cortar los brazos a la altura del hombro. No recuerdo si empecé con el brazo izquierdo o derecho, pero corté los miembros con la sierra y completé el desmembramiento con el cuchillo de cocina. Seguidamente con la sierra corté el abdomen, sobre el ombligo, y luego el tronco. Además de la sierra tuve que usar el cuchillo y una tijera. Cuando me di cuenta de que el cuerpo de Kike ya estaba en pedazos empecé a llorar. Le pedí perdón a Kike por lo que le estaba haciendo. Y entre sollozos le preguntaba por qué se había muerto…
Cuando terminé, ya había amanecido. Era lunes 23 de julio".
FAENA MORTAL
Una de las evidencias con que cuentan las autoridades para desestimar la coartada de una crisis de nervios usada por Vásquez es que planificó la distribución de los restos de Armestar con un cálculo que hiela la sangre. Eso se desprende de su propia manifestación:
"Los brazos y piernas seccionados los coloqué en mi mochila roja y me dirigí en ómnibus hasta La Parada (La Victoria) y bajé en el Jr. Gamarra en busca de montículos de basura. Esparcí los restos en bolsas en distintos lugares. Luego me dirigí al puente Balta, en Barrios Altos. Desde la parte alta arrojé al río Rímac las bolsas con los fragmentos del cadáver".
Así continúa: "Luego me fui al puente Huánuco y lancé al río las bolsas con restos que quedaban. Regresé al departamento y en una maleta de ruedas metí el tórax y lo rocié con detergente para que no oliera. Me fui a una agencia de viajes y a las ocho de la noche me dirigí a Huacho. Al llegar caminé unos 40 minutos, abandoné la maleta y me regresé a Lima. Faltaba la cabeza. Volví al Jr. Gamarra, donde abandoné las herramientas. Luego tomé un transporte público y al pasar cerca del cementerio El Ángel bajé y entré buscando un lugar dónde dejar la cabeza. Lo hice cerca de una canaleta. Después regresé a mi departamento porque todavía faltaba una maleta, la que dejé por la avenida Bausate y Meza. A las 11 de la noche del 24 de julio terminé todo y me fui a descansar".
Preguntado por la fiscal si había tenido problemas con Enrique Armestar, el periodista, cínicamente, alegó: “Nunca tuvimos problemas ni enfrentamientos”. Lo que hizo con el cuerpo demostraría lo contrario.


Fuente: Noticias en línea - La República.

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