Según
el legislador de Fuerza
Popular, los médicos que atendieron a Fujimori recomendaron que se
quedara 24 horas en ese establecimiento de salud para supervisar su presión
arterial pues, si bien esta se había normalizado, no se podía garantizar
que estuviera totalmente controlada.
“La
presión subió bastante y llegó a 220 sobre 148, nunca había tenido la presión
tan alta”, dijo Aguinaga, tras señalar que su paciente ahora tiene
dos audiencias por semana y está sometido a mucha presión.
Horas
antes, el abogado William
Castillo había señalado que “la audiencia tuvo una carga emotiva
para él [Fujimori] porque no lo dejan hablar, siente que le están cercenando
sus derechos. Ha tenido una crisis y su vida está en riesgo”.
En
la audiencia de ayer, martes, del caso de los diarios chicha, Fujimori quiso
hacer uso de la palabra a como dé lugar, pero la sala que lo juzga no le
autorizó hablar, pues, de acuerdo al procedimiento procesal, no le corresponde
intervenir en la etapa de declaración de testigos. Al parecer esa
situación lo mortificó bastante.
En el hospital, el procesado fue evaluado por una neuróloga que no
encontró ningún problema en el sistema neurológico. También resultaron
negativas las pruebas cardiacas. Solo se trató de un problema de presión
arterial.
Aguinaga se
retiró del hospital a las cuatro de la tarde. “Lo he dejado con una
presión de 150 sobre 86, su pulso también se ha regularizado, pero debe estar
bajo supervisión. Lo he dejado reposando”, manifestó tras expresar que Fujimori
acudirá el jueves 6 a su juicio siempre y cuando no vuelva a sufrir un percance
de salud.
El
legislador reveló que Kenji Fujimori visitará a su padre dentro de
una hora y que Keiko Fujimori irá al hospital a las 7.30 pm.
En
diciembre del año pasado Fujimori fue intervenido quirúrgicamente en la boca.
Era la quinta vez que lo aperaban por lesiones cancerígenas en la lengua.
Para
la próxima audiencia se ha citado al ex jefe nominal del Servicio de
Inteligencia Nacional (SIN) Humberto Rosas, quien acudirá en calidad de
testigo.
NEL/El
Comercio
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