Lean a continuación el
comunicado de los realizadores Cyntia Inamine y Raúl del Busto, donde
cuentan al detalle las malas artes de esta compañía exhibidora:
Comunicado
Cancelación de funciones de “El espacio
entre las cosas”
Vergonzoso
acontecimiento sucedido ayer sábado 21 en el Cineplanet Alcázar: todas las
funciones de nuestra película “El espacio entre las cosas” fueron canceladas sin
mayor explicación.
Con
esta unilateral decisión, al menos tres funciones se vieron perjudicadas, sin
contar que a muchos espectadores se les indicó que la película no iba a ser
proyectada durante todo el fin de semana. Solo nuestras constantes llamadas a
Cineplanet y la presión en redes desde nuestra página de Facebook hicieron
posible que la empresa retrocediera en su decisión y reanudara las funciones.
Sabíamos
que el estreno de esta película iba a tener varias complejidades, sea por la
propuesta no-narrativa de la obra, sea por haber tomado la decisión de
distribuirla por nosotros mismos. Sin embargo, no esperábamos que el mayor
boicot iba a surgir de la propia sala de cine.
Con
eso se completa una cadena de inexplicables actos por parte de Cineplanet que
compartimos aquí para que esto no vuelva a suceder con otros cineastas peruanos
en el futuro, cineastas que se acercarán con ilusión a las compañías
exhibidoras con la única intención de estrenar su película y encontrar su
público pero que podrían recibir, como nosotros, un baldazo de agua fría.
Cronología de un
maltrato
“El espacio entre las cosas” ganó el Premio de Distribución 2012 otorgado por
el Ministerio de Cultura. Este premio fue el punto de partida para pensar en
una exhibición en los cines comerciales. Nuestra apuesta iba por abrir puertas
para otro tipo de cine en las salas y asumimos esa apuesta.
En
una reunión promovida por el propio ministerio, entramos en contacto con la
cadena Cineplanet el año pasado. Las conversaciones se iniciaron desde entonces
y para inicios de Marzo de este año ya estaba decidida la fecha de estreno: 19
de setiembre. La fecha, claro, era porque se trataba de una de las semanas más
bajas del año y solo ahí podía entrar la película.
Desde
la primera reunión con Álvaro Sedano, gerente comercial de Cineplanet, las
condiciones fueron complicadas para nosotros. Nos dijeron: “Podemos darles 2
salas, con un costo de 700 dólares por cada sala en concepto de alquiler y
proyección digital, una sala en Alcázar y una en San Miguel”. En total, 1,400
dólares de pago. Además, acordamos que en conceptos de taquilla íbamos a
recibir el 20% de lo ingresado. Es decir, la película debía llevar unas 2,330
personas solo para recuperar el dinero por alquilar las salas.
Y
esa cantidad de espectadores debía conseguirse en tan solo una semana, pues
Cineplanet fue muy claro: “El espacio entre las cosas” solo podía estar
siete días en la cartelera pues luego venía Dragon Ball Z y necesitaban
recuperar la sala digital para ello. Lo irónico surgió cuando se le preguntó al
responsable de Cineplanet cuántos espectadores creía que metería la película: “No
llegarán ni a 800″. No nos desanimamos y decidimos que lucharíamos por duplicar
esa cifra.
Luego
vinieron meses en que siempre hubo casi una comunicación unilateral.
Escribimos
proponiendo ideas, estrategias de estreno y más temas, pero pocas veces hubo
respuesta. Cuando preguntamos sobre un contrato con relación al pago que
debíamos hacer, solo nos indicaron: “Nosotros no trabajamos con contratos”.
Así
llegó agosto y empezamos las coordinaciones para promocionar la película.
Entregamos los 4 afiches que Cineplanet nos exigía por sala, más tráilers de la
película para que puedan proyectarlas en sus funciones, como se hace con
cualquier estreno.
Terrible
fue la sorpresa cuando el 6 de setiembre, A TRECE DÍAS DEL ESTRENO, pasamos por
Cineplanet Alcázar y descubrimos que:
a) No se estaba pasando el tráiler de la película en ninguna sala.
b) Solo se había colocado uno de los cuatro afiches entregados.
Desconcertados,
consultamos con el cine sobre estos incumplimientos. Las respuestas nos dejaron
aún más confundidos.
Sobre
el tráiler, nos indicaron que estábamos en una sala digital y ahí se proyectaba
My Little Pony, y al tratarse de un público infantil no podían pasar nuestro
tráiler. Al preguntarles por qué no lo pasaban en otras salas, nos dijeron que
no se podía porque no teníamos el tráiler en 35mm. Cuando les propusimos otras
opciones (pasar el tráiler como DVD, con la publicidad que pasan al inicio) nos
dijeron escuetamente: “No se puede”. Y punto final.
Luego
de mucho insistir, nos señalaron que se pasaría el tráiler apenas una semana
antes del estreno durante la función de “Los amantes pasajeros”, en la única
sala reservada para la película. Al consultar por qué al menos no se incluía el
tráiler en las pantallas de TV en los pasillos del cine, nos respondieron que
eso era solo para sus estrenos nacionales, y nuestra película apenas se
proyectaba en dos de sus salas.
Únicamente
parecía que habría una buena solución con el tema de los afiches… pero ni eso:
El
16 de setiembre volvimos a Cineplanet Alcázar para entregar la película y
seguía ahí, el único y solitario póster, colocado en un lado lateral de un
pasillo. La situación era desesperante. “Amigo”, le dijimos a un trabajador del
cine, “estrenamos una película EN TRES DÍAS, ¿podrías poner más pósters de
nuestra película, por favor?”. El amable trabajador nos vio desesperados y
consiguió poner un afiche más, casi por compasión.
En
esas condiciones, llegamos al jueves 19, día del estreno. En la sala de
Cineplanet Alcázar, esa noche, hubo 80 personas viendo la película. Nada mal
para las expectativas de nuestra película. En contraparte, otras funciones
tuvieron una baja asistencia (lo cual tampoco es excusa para sufrir atropellos
como funciones en Alcázar y San Miguel donde se encendían las luces y
entraba la gente de limpieza a la sala antes de tiempo, interrumpiendo la proyección
sin haber llegado a los créditos siquiera).
La
gran sorpresa llegó el viernes en la noche: un día y medio después de su
estreno, Cineplanet nos había quitado la función de las 10.30pm. Y el sábado,
los primeros asistentes al cine se encontraron con este cartel que anunciaban
lasfunciones canceladas por “mantenimiento de urgencia”.
Llamamos
a Cineplanet a las 4.30pm y una señorita nos indicó que nuestra película no se
iba a exhibir. “¿Por qué?”, preguntamos. “Porque ha habido un desperfecto en la
sala”, fue la respuesta, para luego indicarnos que todas las funciones del fin
de semana habían sido canceladas.
Llamamos
a Fernando Soriano, gerente general de Cineplanet, para exigir
explicaciones más adecuadas. “Me sorprende lo que me cuentan, ni siquiera
sabía que la película se exhibía”, fue su respuesta. Luego nos llamó el señor
Álvaro Sedano para indicarnos que durante la madrugada había ocurrido un
problema “con el aire acondicionado” (a pesar que la noche anterior ya habían
anulado una función).
Cuando
preguntamos por qué no se nos había comunicado nada de esto, la respuesta del
personal de Cineplanet fue: “No teníamos su número de teléfono para
llamarlos”. Esto, evidentemente, es falso. Tienen nuestros teléfonos, emails y
hasta nuestro RUC, datos de facturación y toda la información que nos
solicitaron con anticipación.
Fue
tanto el tono de reclamo nuestro y la presión de las redes sociales que a las
6.20pm nos dijeron que el problema de “mantenimiento” había sido resuelto
rápidamente, y que se volvía a abrir la sala… faltando 10 minutos para una
nueva función. Desde luego, nadie se enteró tan pronto y fue otra función
perdida. Pero al menos se reanudaron las funciones y la película tiene ahora
unos días más para verse y discutirse.
Al
final nos queda una sensación de malestar. Que el trabajo de cuatro años
no haya tenido ni dos días enteros de exhibición es una crueldad. Ni aún
pagando por las salas, ni aún recibiendo ellos el 80% de taquilla hemos
recibido un trato decente de parte de Cineplanet. Sin tráilers, sin afiches,
sin difusión y, al final, sin horarios.
Causa
tristeza e indignación que el oficio del cine sucumba ante el negocio de
exhibición que está a merced de corporaciones que no respetan ni sus propios
acuerdos comerciales.
Hasta
esta hora, no se nos ha ofrecido disculpa alguna. Tampoco nos han informado
sobre alguna manera de resarcir las funciones perdidas. En
caso estos incidentes persistan, deberemos buscar nuevas maneras de exhibir
películas. Es ya, realmente, un cambio necesario en nuestro país.
Cyntia
Inamine y Raúl del Busto
NEL/Cinencuentro
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