miércoles, 19 de junio de 2013

Así fue el final de los asesinos del reportero Luis Choy

Vestía una impecable camisa blanca cuando encabezó la fila que seguían sus cuatro cómplices de sangre, muerte y fuga, en los controles del penal Piedras Gordas 1 de Ancón. Ahí el dominicano Lindomar Hernández Jiménez, alias ‘Puerto Rico’, fue revisado al milímetro y pasó. Detrás, Edgar Lucano Roas, ‘Lucano’, con andar sigiloso, mirada gacha y el mismo particular atuendo, también avanzó sereno.

Nada debía levantar sospechas en los agentes del INPE para que el sanguinario ex integrante de “Los Destructores”, Carlos Timaná Copara, también saliera sin sobresaltos rumbo a la audiencia programada por el 34 Juzgado Penal de Lima con el grupo que completaban el colombiano Segundo Vargas Moyano y Giancarlo Zegarra Cuadros ‘Careca’. Toda discreción apuntaba a que ningún custodio reparara en el voluminoso falso expediente cargado por Timaná y dentro del cual se ocultó una llave de grifería para quebrar puertas y conseguir el escape. Minutos antes de las 2:00 p.m., los cinco hampones ingresaron a una carceleta judicial del penal de Lurigancho.
Esa tarde del 12 de junio último eran siete los agentes asignados para custodiar a unos 200 reos que aguardaban por sus respectivas audiencias. Entonces, el grupo de ‘Puerto Rico’, que ya había declarado, puso en marcha el plan urdido desde hace un mes. Parte de una puerta de metal, en el segundo piso de la sede judicial situada al lado del recinto carcelario, fue abierta lo suficiente para que el dominicano y compañía ingresen hacia unas escaleras y así alcancen las oficinas administrativas para luego llegar a la calle. No llevaban marrocas.

En ese mismo momento, mientras el desconcierto prendía entre los encargados de seguridad, cinco iracundas mujeres arremetían contra otro grupo similar afuera del Lurigancho. El alboroto, aparentemente premeditado, permitió a los sicarios confundirse entre el gentío y abordar con tranquilidad el vehículo plomo de lunas polarizadas que aguardaba en las cercanías. De ahí, en viaje raudo y sin escalas, habrían llegado al inmueble de tres pisos situado en la cuadra 5 de Los Membrillos, urbanización Paraíso, Comas.
El predio sirvió además como un almacén de armamento de largo alcance, explosivos y municiones durante los días que devinieron en investigaciones a todo nivel e imprecaciones de alto calibre al ministro del Interior, Wilfredo Pedraza.

Once suboficiales de la Dirección de Seguridad de Penales y su jefe, el mayor PNP César Bardales Herrera, fueron puestos al centro de las pericias. Además, la lupa viró de nuevo hacia Carlos Aldabe ‘Fortachón’, sujeto al que inicialmente se sindicó como contacto entre ‘Puerto Rico’ y el autor intelectual del homicidio de Choy. Ahora ‘Fortachón’ era señalado por maquinar el escape y correr con un presupuesto de S/.200 mil para que este se concrete.

Anoche, mientras Carlos Timaná Copara ‘advertía’ desde la clandestinidad que la banda ya estaba fuera de Lima, un contingente de la Sub Unidad de Acciones Tácticas (SUAT) se desplazaba en secreto para bloquear los accesos y salidas que los malhechores podrían utilizar para volver a escabullirse. La casa había sido localizada la tarde del domingo y desde entonces no dejó de ser vigilada. Cada movimiento había sido reportado. Incluso, los detectives llegaron a deslindar que adentro una familia era intimidada y se tramaba el asalto a un banco si prosperaba el señuelo lanzado por Timaná.
A las 10:00 a.m. un grupo mixto de la PNP conformado por agentes Antinarcóticos, Inteligencia y SUAT arremetió y se inició la intensa balacera. Una pareja, un menor y una anciana fueron tomados de inmediato como escudos pero catorce balazos acabaron con la vida de ‘Puerto Rico’ en el segundo nivel del predio. Otra decena de proyectiles habría dado en ‘Lucano’ hasta matarlo y ‘Timaná’ quedó herido aunque no de gravedad. En tanto, dentro del auto estacionado afuera de la vivienda, y que también pertenecería a la familia reducida, fueron aprehendidos otros dos delincuentes. Giancarlo Zegarra y Segundo Vargas Moyano continúan prófugos.

Más de 150 agentes iniciaron entonces un operativo de búsqueda en las casas colindantes y traseras a la de Raúl y Rosa Salazar. Los primeras pericias dan cuenta de que los hampones se presentaron como inquilinos para ocultarse hasta perpetrar su golpe. Mientras tanto, efectivos de la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) trabajaban en la anulación de una granada tipo piña ante el pánico de los vecinos de la zona. “La policía entró a rescatar a la familia y los delincuentes iniciaron la balacera. Se han encontrado varias armas así como droga. Los ocupantes de la vivienda se encuentran bien”, sostuvo el fiscal a cargo.
El cadáver de Lindomar Hernández Jiménez fue levantado pasadas las 5:00 p.m. El desalmado criminal que a mediados del 2009 llegó al país para insertarse en feroces bandas de asalto a bancos y financieras, sucumbió en un escenario idéntico al que dejaban sus embestidas. Su muerte, a sangre y fuego, sugiere la pregunta de peso: ¿Qué tan difícil será ahora llegar a quién planeó el homicidio de Luis Choy, sin el testimonio de su asesino?

Noticias en Línea - El Comercio

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