domingo, 16 de junio de 2013

Las claves del espionaje del gobierno de Barack Obama a los ciudadanos


En agosto de 2007, durante un duro discurso pronunciado en plena campaña electoral, Barack Obama acusó al Gobierno de George W. Bush de haber "impulsado una falsa elección entre las libertades que apreciamos y la seguridad que ofrecemos". Obama prometió entonces que, de ser elegido presidente, "no habrá más escuchas ilegales a ciudadanos americanos, ni más documentos de Seguridad Nacional para espiar a ciudadanos que no son sospechosos de haber cometido un crimen. No es eso lo que hace falta para derrotar al terrorismo".

El pasado 7 de junio, con la tormenta de críticas por el espionaje de su Gobierno a millones de ciudadanos recién desatada, el presidente, con un tono mucho más comedido esta vez, decía: "En un sentido abstracto, puedes quejarte del Gran Hermano y de que éste sea un programa [de vigilancia] potencialmente fuera de control, pero cuando realmente te fijas en los detalles, creo que hemos conseguido el equilibrio adecuado. [...] "Las modestas invasiones de privacidad que supone conseguir un número de teléfono y la duración [de una llamada], sin mirar el nombre asignado ni el contenido, merecían la pena para nosotros. No podemos tener una seguridad al cien por cien y una privacidad al cien por cien, con cero inconvenientes. Como sociedad, vamos a tener que tomar decisiones".

Desde hace unos días circula por Internet un montaje en el que, sobre una de las imágenes más famosas de la campaña electoral de Obama, se ha sustituido el famoso eslogan "Yes We Can" (sí, nosotros podemos) por el bastante menos épico "Yes We Scan" (sí, nosotros escaneamos). 

Es un buen resumen, y no solo del escándalo que está sacudiendo a la Administración del presidente estadounidense, tras la filtración que nos ha permitido enterarnos de la vigilancia secreta de las telecomunicaciones de usuarios efectuada por la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA). La broma sintetiza también la evolución sufrida por aquel Obama que prometía una transparencia total, y que, seis años y una reelección después, parece más cerca de ese Gran Hermano orwelliano al que él mismo hace referencia con algo de ironía y una especie de resignación.

Quienes excusan al presidente hablan de un sistema de vigilancia descomunal y difícil de controlar, buena parte del cual se encuentra en manos privadas, y que fue heredado de los años de George W. Bush y el apogeo de la "guerra contra el terrorismo". La obsesión por la seguridad tras los atentados del 11-S, unida a la propia ideología del Gobierno de entonces, hicieron de aquella una época en la que, efectivamente, llovieron los dólares para la NSA, se produjo una gran descentralización y se multiplicaron los recursos, los medios y el personal, todo ello amparado por leyes donde la privacidad de los ciudadanos era la última de las preocupaciones.

Para quienes no están dispuestos a disculparle, sin embargo, Obama ha tenido tiempo de sobra de poner orden y de actuar de acuerdo con las ideas que decía defender. Como en el caso de Guantánamo, tal vez no sea él el responsable de su creación, pero tampoco ha eliminado, o, al menos, corregido, el problema.

En el fondo de toda la polémica subyace el eterno debate entre privacidad y seguridad, y la discusión sobre cuáles son los límites de los Estados a la hora de vigilar y, supuestamente, proteger, a los ciudadanos. Y en un Occidente hiperconectado, especialmente a través de Internet, el debate ha cruzado, evidentemente, las fronteras de Estados Unidos.

El escándalo no hace más que crecer. Primero supimos que el Gobierno de EE UU había estado interviniendo líneas telefónicas de periodistas, en concreto, de la agencia estadounidense AP. Era, no obstante, apenas un aperitivo. El plato fuerte llegó hace aproximadamente una semana, cuando un extécnico de la CIA y de la NSA, Edward Snowden, reveló el espionaje masivo de llamadas y datos de Internet por parte de las autoridades. Y este mismo sábado, Facebook y Microsoft han informado de que el Ejecutivo les pidió datos de 19.000 y 32.000 usuarios, respectivamente, en un periodo de seis meses. Habrá más: Google está negociando con la Administración para difundir también sus propios datos en los próximos días.

Estas son, en preguntas y respuestas, algunas de las claves sobre lo que sabemos hasta ahora.

¿Cómo ha estado espiando el Gobierno de EE UU a los ciudadanos?
El diario británico The Guardian y el estadounidense The Washington Post informaron el pasado 6 de junio de que la NSA tomaba registros diarios de llamadas telefónicas de millones de usuarios de la operadora de telefonía Verizon, en virtud de una orden judicial secreta.

The Guardian explicaba que había tenido acceso a una copia de esa disposición judicial, emitida en abril, y en la que se exigía a la compañía telefónica que facilitase a la NSA, "de manera continua" y "a diario", información de todas las llamadas de teléfono, tanto internas como entre EE UU y otros países.

El documento mostraba que bajo la Administración de Barack Obama se habían efectuado registros de comunicaciones de millones de ciudadanos estadounidenses de manera indiscriminada y sin tener en cuenta si los autores de las llamadas han cometido algún delito.
La denominada Corte Extranjera de Vigilancia de Inteligencia (FISA), que es secreta, fue la encargada de conceder la orden al FBI, con lo que facilitaba al Gobierno una autoridad ilimitada para obtener datos durante un periodo específico de tres meses, que finaliza el 19 de julio.

Bajo los términos de esta orden se entregan los dos números telefónicos (emisor y receptor), al igual que otros datos, como la localización y duración de las llamadas. El contenido de la llamada en sí o los datos personales (el nombre, por ejemplo) de los usuarios no está cubierto por la orden, pero los datos obtenidos permitirían identificar fácilmente a los clientes de la compañía afectados.

Además, el programa PRISM (clasificado como alto secreto) permite acceder directamente a los servidores de nueve de las mayores empresas de Internet para vigilar mensajes, vídeos o fotos en el extranjero con los que encontrar, en principio, patrones relacionados con actividades terroristas.

¿Qué es PRISM?
PRISM (prisma) es el nombre en clave de un programa de recolección de datos que surgió de la ley Protect America (proteger América), aprobada por el Congreso de EE UU en 2007, y que permite la interceptación de comunicaciones a extranjeros sin orden judicial.

El programa está diseñado para usarlo, en teoría, como una herramienta de lucha contra el terrorismo que posibilita a las autoridades estadounidenses acceder a los datos y a la información referente a los sospechosos de ser una amenaza para la seguridad nacional. Esa información se requiere con el fin de "planificar eficazmente la detección directa y seguimiento de las actividades narcoterroristas ilegales".

¿Por qué se creó?
Antes de 2001, el Gobierno federal necesitaba la aprobación de un juez para poder leer los correos electrónicos, no solo de los estadounidenses, sino también de los extranjeros. Después de los ataques del 11-S, sin embargo, Bush autorizó en secreto a la NSA para que obviara esa aprobación y pudiera leer cuentas de correo electrónico de extranjeros en tiempo real.

El escándalo fue destapado por The New York Times, después de haber retenido la noticia durante un año entero por razones de seguridad nacional. Bush apeló entonces al Congreso, argumentando que obtener la aprobación de un tribunal era demasiado arduo. Como había demasiados mensajes de correo electrónico para monitorear, obtener autorizaciones para cada uno de ellos llevaría demasiado tiempo. El Congreso estuvo de acuerdo, con lo que se sentaron las bases legales para la creación de PRISM.

Actualmente, el Gobierno necesita explicar al Congreso y a un tribunal secreto cómo planea exactamente conseguir información (correos electrónicos, videoconferencias de Skype, mensajes de Facebook). Una vez que ese tribunal aprueba las normas de recopilación, el Gobierno tiene las manos libres. A juzgar por lo publicado estos días, PRISM puede obtener una gran cantidad de datos, y hacerlo rápidamente. Un documento de la NSA indica que PRISM era el programa de espionaje "más utilizado" por la agencia.

¿De dónde salen los datos?
Según los documentos publicados por The Washington Post y The Guardian, la NSA tiene, con el fin de supervisar datos, acceso directo a los sistemas de nueve de las mayores empresas y subempresas de Internet: Facebook, Hotmail, Yahoo, Google, Skype, PalTalk, Aol, YouTube y Gmail. Hotmail y Skype pertenecen a Microssoft; YouTube y Gmail, a Google. Otros servicios, como Dropbox, eran también candidatos a entrar en la lista.

La afirmación de algunas de estas empresas de que no proporcionan acceso "directo" a sus sistemas plantea la posibilidad de que la NSA pueda tener un acceso "indirecto", tal vez a través de una API, lo que sugiere que, en cualquier caso, las empresas cooperaron.
¿Y Twitter?

En la lista destaca la ausencia de una de las redes sociales más importantes: Twitter. Según explica la BBC, por su naturaleza de mensajes cortos y, en general, públicos –excepto los denominados DM o mensajes directos– Twitter no compensaba en el cálculo costo-beneficio de la inversión de tiempo y recursos para analizar sus datos.

La cadena pública británica añade que existe también otra razón: "Históricamente, Twitter ha defendido los derechos legales de privacidad de sus usuarios, dando incluso batallas en la corte por defender que son sus twitteros, y nadie más, los dueños de la información que transmiten, por lo que no habría permitido acceso directo ni indirecto a sus servidores".

Como ejemplo puede recordarse el caso de Malcom Harris, un ciudadano estadounidense acusado de alteración del orden público en relación con una protesta del movimiento Occupy. Twitter presentó una moción (que no prosperó) en la corte estatal de Nueva York para anular una orden judicial que les solicitaba pedir a Harris sus comunicaciones en esta red social.

¿A quién se espía?
El director de Inteligencia Nacional, James R. Clapper, ha negado categóricamente que PRISM espiara a ciudadanos estadounidenses, pero no ha dado más detalles. The Washington Post asegura que los recolectores de datos están "seguros al menos al 51%" de que los objetivos eran extranjeros. Si es así, existen muchas posibilidades de que se hayan recogido datos de ciudadanos de EE UU de forma "accidental".

La versión oficial, sin embargo, es difícil de compaginar con, por ejemplo, los datos revelados este sábado por Facebook y Microsoft, según los cuales la red social recibió peticiones de datos por parte del Gobierno estadounidense de hasta 19.000 usuarios, y la compañía informática de hasta 32.000, en el último semestre del año pasado.

Facebook ha precisado que las peticiones de información iban "desde asuntos como un sheriff local tratando de encontrar a un niño desaparecido, hasta un jefe policial federal que perseguía a un fugitivo, un departamento policial que investigaba un asalto o un funcionario de la Seguridad Nacional investigando una amenaza terrorista".

¿Por qué es un precedente grave?
Porque este método de vigilancia del tráfico en Internet abre la posibilidad de recoger datos en EE UU indicriminadamente y sin necesidad de una orden judicial. El extécnico de Inteligencia que filtró la información, Edward Snowden, asegura que lo hizo porque considera que el papel de la NSA es una "intromisión grave en la intimidad".



Fuente: Noticias en Línea – 20 minutos.es

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