En
agosto de 2007, durante un duro
discurso pronunciado en plena campaña electoral, Barack Obama acusó al Gobierno de George W. Bush
de haber "impulsado una falsa
elección entre las libertades que apreciamos y la seguridad que
ofrecemos". Obama prometió entonces que, de ser elegido presidente,
"no habrá más escuchas ilegales a ciudadanos americanos, ni más documentos
de Seguridad Nacional para
espiar a ciudadanos que no son sospechosos de haber cometido un
crimen. No es eso lo que
hace falta para derrotar al terrorismo".
El
pasado 7 de junio, con la tormenta de críticas por el espionaje
de su Gobierno a millones de ciudadanos recién desatada, el presidente, con
un tono mucho más comedido esta vez, decía:
"En un sentido abstracto, puedes quejarte del Gran Hermano y de que
éste sea un programa [de vigilancia] potencialmente fuera de control, pero
cuando realmente te fijas en los detalles, creo que hemos conseguido el equilibrio adecuado.
[...] "Las modestas
invasiones de privacidad que supone conseguir un número de
teléfono y la duración [de una llamada], sin mirar el nombre asignado ni el
contenido, merecían la
pena para nosotros. No podemos tener una seguridad al cien por
cien y una privacidad al cien por cien, con cero inconvenientes. Como sociedad,
vamos a tener que tomar
decisiones".
Desde
hace unos días circula por Internet un montaje en el que, sobre una
de las imágenes más famosas de la campaña electoral de Obama, se ha sustituido
el famoso eslogan "Yes We Can" (sí, nosotros podemos) por el bastante
menos épico "Yes We
Scan" (sí, nosotros escaneamos).
Es un buen resumen, y no
solo del escándalo
que está sacudiendo a la Administración del presidente estadounidense, tras la filtración que nos ha
permitido enterarnos de la
vigilancia secreta de las telecomunicaciones de usuarios
efectuada por la Agencia
Nacional de Inteligencia (NSA). La broma sintetiza también la
evolución sufrida por aquel Obama que prometía una transparencia total, y
que, seis años y una reelección después, parece más cerca de ese Gran Hermano orwelliano
al que él mismo hace referencia con algo de ironía y una especie de
resignación.
Quienes
excusan al presidente hablan de un sistema
de vigilancia descomunal y difícil de controlar, buena parte
del cual se encuentra en manos
privadas, y que fue heredado
de los años de George W. Bush y el apogeo de la "guerra contra el terrorismo".
La obsesión por la seguridad tras los atentados
del 11-S, unida a la propia ideología del Gobierno de entonces, hicieron de
aquella una época en la que, efectivamente, llovieron
los dólares para la NSA, se produjo una gran descentralización y se
multiplicaron los recursos, los medios y el personal, todo ello amparado por leyes donde la privacidad de los
ciudadanos era la última de las preocupaciones.
Para
quienes no están dispuestos a disculparle, sin embargo, Obama ha tenido tiempo de sobra de
poner orden y de actuar de acuerdo con las ideas que decía defender. Como en el
caso de Guantánamo, tal
vez no sea él el responsable de su creación, pero tampoco ha eliminado, o, al
menos, corregido, el problema.
En
el fondo de toda la polémica subyace el eterno debate entre privacidad y seguridad, y la
discusión sobre cuáles son los límites de los Estados a la hora de vigilar y,
supuestamente, proteger, a los ciudadanos. Y en un Occidente hiperconectado,
especialmente a través de Internet,
el debate ha cruzado, evidentemente, las fronteras de Estados Unidos.
El
escándalo no hace más que crecer. Primero supimos que el Gobierno de EE UU
había estado interviniendo
líneas telefónicas de periodistas, en concreto, de la agencia estadounidense AP.
Era, no obstante, apenas un aperitivo. El plato fuerte llegó hace
aproximadamente una semana, cuando un extécnico de la CIA y de la NSA, Edward
Snowden, reveló el
espionaje masivo de llamadas y datos de Internet por parte de las
autoridades. Y este mismo sábado, Facebook
y Microsoft han informado de que el Ejecutivo les
pidió datos de 19.000 y 32.000 usuarios, respectivamente, en un periodo de
seis meses. Habrá más: Google
está
negociando con la Administración para difundir también sus propios datos en
los próximos días.
Estas
son, en preguntas y respuestas, algunas de las claves sobre lo que sabemos
hasta ahora.
¿Cómo
ha estado espiando el Gobierno de EE UU a los ciudadanos?
El
diario británico The Guardian y el estadounidense The
Washington Post informaron el pasado 6 de junio de que la NSA
tomaba registros diarios
de llamadas telefónicas de millones de usuarios de la operadora de telefonía Verizon, en virtud de
una orden judicial
secreta.
The
Guardian
explicaba que había tenido acceso a una copia de esa disposición judicial,
emitida en abril, y en la que se exigía a la compañía telefónica que facilitase
a la NSA, "de manera
continua" y "a diario", información de todas las llamadas de teléfono,
tanto internas como entre EE UU y otros países.
El
documento mostraba que bajo la Administración de Barack Obama se habían
efectuado registros de comunicaciones de millones de ciudadanos estadounidenses
de manera indiscriminada
y sin tener en cuenta si los autores de las llamadas han cometido algún delito.
La
denominada Corte Extranjera de Vigilancia de Inteligencia (FISA), que es
secreta, fue la encargada de conceder la orden
al FBI, con lo que facilitaba al Gobierno una autoridad ilimitada
para obtener datos durante un periodo específico de tres meses, que finaliza el
19 de julio.
Bajo
los términos de esta orden se entregan los dos números telefónicos (emisor y receptor),
al igual que otros datos, como la localización
y duración de las llamadas. El contenido de la llamada en sí o
los datos personales (el nombre, por ejemplo) de los usuarios no está cubierto
por la orden, pero los datos obtenidos permitirían identificar fácilmente
a los clientes de la compañía afectados.
Además,
el programa PRISM
(clasificado como alto secreto) permite acceder directamente a los servidores
de nueve de las mayores empresas de Internet para vigilar mensajes, vídeos o fotos
en el extranjero con los que encontrar, en principio, patrones relacionados con
actividades terroristas.
¿Qué
es PRISM?
PRISM
(prisma) es el nombre en clave de un programa de recolección de datos
que surgió de la ley Protect America (proteger América),
aprobada por el Congreso de EE UU en
2007, y que permite la interceptación de comunicaciones a extranjeros sin orden judicial.
El
programa está diseñado para usarlo, en teoría, como una herramienta de lucha contra el
terrorismo que posibilita a las autoridades estadounidenses
acceder a los datos y a la información referente a los sospechosos de ser una
amenaza para la seguridad nacional. Esa información se requiere con el fin de "planificar eficazmente la
detección directa y seguimiento de las actividades
narcoterroristas ilegales".
¿Por
qué se creó?
Antes
de 2001, el Gobierno federal necesitaba
la aprobación de un juez para poder leer los correos electrónicos,
no solo de los estadounidenses, sino también de los extranjeros. Después de los
ataques del 11-S,
sin embargo, Bush autorizó en secreto a la NSA para que obviara esa aprobación
y pudiera leer cuentas de correo electrónico de extranjeros en tiempo real.
El
escándalo fue destapado
por The New York Times,
después de haber retenido la noticia durante un año entero por razones de
seguridad nacional. Bush apeló entonces al Congreso, argumentando que obtener
la aprobación de un tribunal era demasiado
arduo. Como había demasiados mensajes de correo electrónico
para monitorear, obtener autorizaciones para cada uno de ellos llevaría
demasiado tiempo. El
Congreso estuvo de acuerdo, con lo que se sentaron las bases
legales para la creación de PRISM.
Actualmente,
el Gobierno necesita explicar al Congreso y a un tribunal secreto cómo planea
exactamente conseguir información (correos electrónicos, videoconferencias de Skype, mensajes
de Facebook). Una vez que ese tribunal aprueba las normas de
recopilación, el Gobierno tiene las manos
libres. A juzgar por lo publicado estos días, PRISM puede
obtener una gran cantidad de datos, y hacerlo rápidamente. Un documento de la
NSA indica que PRISM era el
programa de espionaje "más utilizado" por la agencia.
¿De
dónde salen los datos?
Según
los documentos publicados por The
Washington Post y The
Guardian, la NSA tiene, con el fin de supervisar datos, acceso
directo a los sistemas de nueve de las mayores empresas y subempresas de
Internet: Facebook,
Hotmail,
Yahoo, Google, Skype, PalTalk, Aol, YouTube y Gmail. Hotmail y Skype pertenecen a Microssoft; YouTube y Gmail, a Google. Otros servicios, como
Dropbox,
eran también candidatos a entrar en la lista.
La
afirmación de algunas de estas empresas de que no proporcionan acceso "directo"
a sus sistemas plantea la posibilidad de que la NSA pueda tener un acceso "indirecto",
tal vez a través de una API, lo que sugiere que, en cualquier caso, las
empresas cooperaron.
¿Y
Twitter?
En
la lista destaca la ausencia
de una de las redes sociales más importantes: Twitter.
Según explica la BBC,
por su naturaleza de mensajes
cortos y, en general, públicos –excepto los denominados DM o
mensajes directos– Twitter no
compensaba en el cálculo costo-beneficio de la inversión de
tiempo y recursos para analizar sus datos.
La
cadena pública británica añade que existe también otra razón:
"Históricamente, Twitter ha defendido los derechos legales de privacidad
de sus usuarios, dando incluso batallas
en la corte por defender que son sus twitteros, y nadie más,
los dueños de la información que transmiten, por lo que no habría permitido
acceso directo ni indirecto a sus servidores".
Como
ejemplo puede recordarse el caso de Malcom
Harris, un ciudadano estadounidense acusado de alteración del
orden público en relación con una protesta del movimiento
Occupy. Twitter presentó una moción (que no
prosperó) en la corte estatal de Nueva York para anular una orden judicial
que les solicitaba pedir a Harris sus comunicaciones en esta red social.
¿A quién se espía?
El
director de Inteligencia Nacional, James
R. Clapper, ha negado categóricamente que PRISM espiara a
ciudadanos estadounidenses, pero no ha dado más detalles. The Washington Post
asegura que los recolectores de datos están "seguros al menos al 51%" de que los objetivos
eran extranjeros. Si es así, existen muchas posibilidades de
que se hayan recogido datos de ciudadanos de EE UU de forma
"accidental".
La
versión oficial, sin embargo, es difícil de compaginar con, por ejemplo, los
datos revelados este sábado por Facebook
y Microsoft, según los cuales la red social recibió peticiones
de datos por parte del Gobierno estadounidense de hasta 19.000 usuarios, y la
compañía informática de hasta 32.000,
en el último semestre del año pasado.
Facebook
ha precisado que las peticiones
de información iban "desde asuntos como un sheriff local
tratando de encontrar a un
niño desaparecido, hasta un jefe policial federal que perseguía
a un fugitivo, un departamento policial que investigaba un asalto o un
funcionario de la Seguridad Nacional investigando una amenaza terrorista".
¿Por qué es un precedente grave?
Porque
este método de vigilancia del tráfico en Internet abre la posibilidad de
recoger datos en EE UU
indicriminadamente y sin necesidad de una orden judicial. El
extécnico de Inteligencia que filtró la información, Edward Snowden,
asegura que lo hizo porque considera que el papel de la NSA es una "intromisión grave en la
intimidad".
Fuente: Noticias
en Línea – 20 minutos.es
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