Noticias en Línea-BBC. Hay dos maneras de
analizar las declaraciones sobre el supuesto uso de armas químicas en Siria que
este viernes dieron el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su
secretario de Estado, John Kerry: por lo que dijeron y por lo que quisieron
decir.
Lo
que dijeron los dos funcionarios ha sido reportado ampliamente: que, según
información de inteligencia estadounidense, el gobierno sirio del presidente
Bashar al Asad llevó a cabo un ataque con armas químicas el 21 de agosto que
dejó 1.429 muertes, entre ellas al menos 426 niños.
También
dijeron que su país no ha decidido qué hacer al respecto, pero no puede aceptar
lo que ocurrió. Es una amenaza a la seguridad nacional, aseguraron.
Y
está lo que no dijeron directamente pero tal vez sí quisieron decir: Estados
Unidos está más que listo para un ataque. Con o sin Naciones Unidas. Con o sin
algunos aliados clave.
"Nadie
quiere hacerlo"
Las
declaraciones de Obama y Kerry llegaron este viernes con pocos minutos de
diferencia, algo inusual en las dinámicas gubernamentales habituales de Estados
Unidos, pero una reacción lógica dada la gravedad del ataque en Siria y la
atención internacional que hay sobre cada posible paso del gobierno estadounidense.
El
primero en hablar fue Kerry, quien días antes ya había condenado el ataque al
calificarlo de "una obscenidad moral".
Esta
vez fue más allá. En lo que ha sido calificado como el argumento más fuerte
para una acción militar limitada, ofreció detalles sobre un nuevo informe de
inteligencia que culpa directamente al gobierno sirio del supuesto ataque
químico.
Con
base en ese documento, el secretario de Estado enfatizó la pregunta clave: ya
no es quése sabe sobre el ataque sino cuál debe ser la reacción
colectiva.
Es
importante mencionar este adjetivo que utilizó el secretario de Estado
-colectivo- por lo que revela sobre el rol de la comunidad internacional.
En
los últimos días el debate ha girado en torno al apoyo con el que puede contar
Estados Unidos cuando decida atacar. Ya Alemania dijo que no participaría, ya
el parlamento británico votó en contra, y Washington no cuenta con Naciones
Unidas, donde se da por descontado el veto de Rusia y China. La esperanza
parece estar puesta en Francia y en algunos aliados de Medio Oriente.
Kerry,
consciente de ese panorama, abordó estos temas en su discurso. Y lo hizo
levantando algunas espinas. Por un lado, se refirió a los franceses como su
"aliado más viejo", un guiño a París y a su apoyo, pero quizá un balde
de agua fría para los británicos, que generalmente han ido mano a mano con
Washington pero esta vez decidieron ir en contra.
Sobre
Naciones Unidas tampoco fue tibio: dijo que respeta a los inspectores sobre el
terreno que han buscado evidencias del ataque, pero aseguró que la ONU, en
últimas, no puede decirle nada a Washington que ya Washington no sepa. En otras
palabras, Estados Unidos tomará sus decisiones lejos del órgano internacional
por excelencia.
Obama
fue aún más claro en este aspecto cuando habló poco después de Kerry, mientras
estaba reunido con los líderes de los países del Báltico. No confirmó qué
acción tomará su país, pero sí dijo qué acciónno tomará: no habrá hombres
en el terreno, no será una campaña de largo aliento, no será un compromiso sin
un final visible.
Agregó
que siempre preferirá una acción multilateral cuando sea posible, pero su
obligación como líder es asegurarse de que los regímenes que utilizan armas
prohibidas rindan cuentas.
Mencionó
la "incapacidad" del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de
"proceder frente a la violación clara de normas internacionales" y
dijo que no quiere que el mundo esté paralizado.
"Parte
del desafío con el que terminamos es que muchas personas piensan que algo debe
hacerse, pero nadie quiere hacerlo", afirmó. "Y es parte de lo que
permite que, con el paso del tiempo, se desgasten estas prohibiciones
internacionales a menos que alguien diga 'no'.
Cuando el mundo dice que no
vamos a usar armas químicas, estamos hablando en serio'".
No hay comentarios:
Publicar un comentario