Yacía en su cama, sin
vida, momificada. Dos años había permanecido en ese estado, sin que nadie se
percatase de ello. Angelines Fernández no recibía visitas de amigos y estaba
peleada desde hacía tiempo con sus hijos. Su marido, al salir de la cárcel,
luego de cumplir la sentencia por violar la hermana de ésta, fue a su casa. Al
no obtener respuesta decidió derribar la puerta de una patada. "Parecía
una momia", dijo conmocionado.
A pesar que los
vecinos coincidieron en que el hedor proveniente de la casa se sentía, nadie se
adentró para ver que sucedía. "En verano era insoportable", dijeron.
Y contaron que cuando circulaban cerca tenían que "taparse la nariz".
Ahora, exigen que se limpie y se desinfecte el lugar porque temen que sus hijos
se "contagien" alguna enfermedad.
Eduardo M., de 48
años, llevaba dos años y medio en prisión. Decidió forzar la puerta de la casa
de Fernández ya que pensaba que ella estaba adentro pero no quería contestarle
porque "no quería saber nada" de él. Cuando entró a la habitación,
creyó que el cuerpo que yacía inerte encima de la cama "era una muñeca que
estaba ahí tumbada".
Según indicó Eduardo
su mujer murió "de hambre y de depresión". Sus hijos no la veían
luego de un fuerte altercado mantenido años atrás. "Ahora me toca
resignación", concluyó.
Fuente:
Noticias en Línea – La Nación /Argentina
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