Noticias en Línea. Millones
de personas en todo el planeta dependen directa o indirectamente del
presupuesto del Pentágono, el mayor empleador del mundo y una de las agencias
que más teme un prolongado cierre administrativo por la falta de asignación de
fondos.
"Parece
un edificio fantasma", comenta un oficial dentro del Pentágono, uno de los
complejos de oficinas más grandes jamás construido y que tras tres días de
parálisis está excepcionalmente tranquilo en los kilométricos pasillos de esta
ciudad-fortaleza.
De
los fondos del Departamento de Defensa dependen 1,4 millones de soldados,
800.000 empleados civiles en nómina y los alrededor de 2 millones que reciben
beneficios, como veteranos u oficiales retirados.
A
ello habría que sumar unos 700.000 empleados de subcontratas del Pentágono, que
en ocasiones trabajan hombro con hombro con sus colegas de Defensa, lo que
elevaría el número de personas vinculadas directa o indirectamente a los fondos
de Defensa a los 4,9 millones.
"Si
te soy sincero, leyendo los posos de mi café, todo apunta a que esto será un
cierre largo", explica a Efe un oficial de la Marina, nada más terminar de
escuchar al presidente, Barack Obama, hablar sobre la cada vez más grave
situación.
La
posibilidad de un cierre de más de una semana parece cada vez más clara por la
falta de acuerdos entre demócratas y republicanos sobre el presupuesto, algo
que aún podría empeorar con la llegada de un nuevo debate que promete durar
días: la necesidad de elevar el techo de endeudamiento del país para no
suspender pagos en dos semanas.
Ante
la perspectiva de un largo cierre, o "shutdown" en inglés, la palabra
en boca de todos en Washington, Obama ha autorizado el pago para los
1,4 millones de soldados, mientras que unos 400.000 empleados civiles del
Pentágono llevan tres días en casa con sus sueldos suspendidos al no ser
considerados personal esencial.
Eso
ha afectado a los despachos del Pentágono, pero también al pago de primas a
militares o la disponibilidad de cazas para las misiones de vigilancia de los
cielos en Estados Unidos.
Además,
la mayoría de los 465.000 efectivos de la Guardia Nacional, que recibían
compensaciones económicas por entrenar los fines de semana o por responder a
emergencias en momentos como la actual temporada de huracanes, dejarán de hacer
maniobras, ya que toda actividad relacionada con entrenamientos militares ha
sido suspendida.
En
un movimiento poco común el Departamento de Defensa desbloqueó 5.500 millones
de dólares en fondos a contratistas en las horas previas al cierre de la
Administración, algo que fuentes del Pentágono indican que no es tan extraño
debido a que ese tipo de operaciones están ya aprobadas y se aceleran al cierre
del ejercicio fiscal, que finalizó el 30 de septiembre.
Bill
Urban, un portavoz de Defensa, indicó a Efe que la mayoría de contratos con
empresas privadas "no se están viendo afectados, porque ya estaban
presupuestados y, siempre que sean necesarios nuevos contratos, el secretario
de Defensa (Chuck Hagel) tiene la posibilidad de autorizarlos" si se
consideran de necesidad vital.
Urban
también explicó que por el momento el Pentágono está evitando el retraso del
pago de beneficios a veteranos y militares retirados, aunque eso podría
cambiar, según el Departamento de Asuntos de Veteranos, si la parálisis
administrativa dura más de dos semanas.
Por
el momento, los más afectados son los empleados civiles asalariados del
Departamento de Defensa, el mayor empleador del mundo por delante del Ejército
chino y la cadena de supermercados Walmart, aunque una parálisis de más de una
semana podría tener graves consecuencias para muchas familias o negocios.
A
buen seguro esta incertidumbre, que se suma a los recorte automáticos al
presupuesto de Defensa la pasada primavera, no gusta a gigantes como Lockheed
Martin, Boeing, Northrop Grumman o Booz Allen Hamilton, algunas de las empresas
más beneficiadas por los 300.000 millones que gasta el Pentágono en contratos
privados.
La
parálisis de fondos, que están garantizados solo para asuntos de vida o muerte,
emergencia y operaciones de guerra, podría extenderse por toda la red de la
industria de defensa, de gran importancia para la economía de regiones como el
área metropolitana de Washington, Norfolk (Virginia) o San Diego (California).
NEL/EFE
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