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en Línea. Brooke Greenberg, la joven estadounidense atrapada en el cuerpo
de un bebé, ha muerto a los 20 años de edad, informaron diversos medios de ese
país.
A
su muerte, Brooke seguía conversando el aspecto de un bebé: pesaba siete kilos,
medía poco más de medio metro de altura, tenía dientes de leche y balbuceaba en
lugar de decir palabras completas. Además, su comportamiento coincidía con su
aspecto físico.
Sin embargo, había sufrido achaques más propios de una persona
de edad avanzada: infartos cerebrales, úlceras y problemas respiratorios.
“Mientras
el mundo exterior quizás solo prestaba atención al aspecto físico de Brooke y
se sentía extrañado por su desarrollo singular, trajo alegría y amor a su
familia”, manifestó el rabino Andrew Busch, quien se encargó de pronunciar un
discurso en el funeral que tuvo lugar el último domingo en Baltimore.
A
lo largo de su vida, Brooke fue conocida como la niña no envejece, la niña
que no quería crecer, el bebé eterno, entre otros apelativos. En tanto, los
médicos bautizaron como “síndrome X” a su extraña condición genética.
En
2010 se conoció que un grupo de científicos de la Universidad del Sur de
Florida tenía interés por estudiar sus genes para hallar respuestas sobre el
envejecimiento humano.
“Pensamos que tiene una mutación en los genes que
controlan su envejecimiento y desarrollo y por eso parece como si se hubiera
quedado congelada en el tiempo”, explicaba en ese entonces Richard Walker,
profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Florida.
Walker
sostenía que algunas partes del cuerpo de Brooke sí crecían, pero de forma muy
lenta.
NEL/Medios
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