Corea del Sur y Estados Unidos están alertas ante
un posible lanzamiento de misiles de Corea del Norte, en momentos en que el Estado comunista
dirige su atención a la celebración de su dinastía gobernante y parece bajar el
tono a su retórica de una guerra inminente.
A pesar de las amenazas de que atacará las bases de Estados Unidos y
de Corea del Sur en respuesta a actos hostiles, Corea
del Norte comenzó a acoger un flujo de visitantes para las celebraciones de
cumpleaños del lunes de su fundador, Kim Il-sung.
Pyongyang ha colocado hasta cinco misiles de
mediano alcance en su costa este, de acuerdo con las evaluaciones de
defensa realizadas por Washington y Seúl, posiblemente en preparación para un
lanzamiento de prueba que demuestre su capacidad de alcanzar las bases
estadounidenses en Guam.
“Hay señales de que Corea del Norte podría
disparar misiles Musudan en el corto plazo”, dijo
una fuente de inteligencia no identificada en Seúl según reportó la agencia de
noticias Yonhap.
“Pero Corea del Norte ha estado moviendo
repetidamente sus misiles dentro y fuera de un cobertizo, lo
que necesita una estrecha vigilancia”, agregó.
La mayoría de los observadores dicen que Pyongyang no
tiene intención de iniciar un conflicto que podría conducir a su propia
destrucción, pero
advierten sobre los riesgos
de un error de cálculo en la península coreana altamente militarizada.
En tanto, el G8, formado por los ministros de Relaciones Exteriores de
los ocho países más ricos del mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia,
Alemania, Italia, Japón, Canadá y Rusia), condenó “en los términos más duros
posibles” el desarrollo de armas nucleares y tecnología de misiles balísticos e
instaron al estado asiático a “abstenerse de más actos provocativos”.
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