Más de 130 personas, incluidos
31 niños, han muerto este domingo a causa de la guerra civil en Siria, según ha informado el Observatorio Sirio para
los Derechos Humanos, con sede en Londres, a través de un comunicado publicado
en su página de la red social Facebook.
Del total de víctimas mortales, 76 son
civiles, 28 rebeldes —además de un soldado desertor en Damasco—, 22 soldados
sirios y cinco combatientes no identificados, en su caso, a causa de los bombardeos de las fuerzas gubernamentales.
En la provincia de Hasaka, 16 civiles, entre
ellos al menos tres niños, han fallecido a causa de un bombardeo sobre la localidad de Haddad,
ubicada 60 kilómetros al noreste de la ciudad de Qamishli, donde hay
importantes yacimientos petroleros, y habitada mayoritariamente por kurdos.
El Consejo Nacional Kurdo (CNK) ha confirmado
este ataque y ha considerado que evidencia "la
grave escalada por parte del régimen" de Bashar al Assad, tras una serie de
bombardeos sobre las zonas rurales de Qamishli.
La organización kurda ha indicado que, aunque
las circunstancias del ataque todavía no están claras, parece que fuerzas
rebeldes especializadas en atacar
yacimientos petroleros se
han desplegado en una colina cercana.
Además, el Observatorio Sirio para los
Derechos Humanos ha indicado que en la provincia de Damasco 13 civiles y un
combatiente rebelde han fallecido. En concreto, ha denunciado que al menos 10 niños han muerto en el
suburbio de Qabun a
causa de los bombardeos.
En la provincia de Homs, 13 rebeldes han
muerto en un enfrentamiento con las fuerzas gubernamentales en la ciudad de Al
Qseir. Asimismo, un civil ha fallecido, también en Al Qaseir, tras ser torturado durante varios días por las tropas del régimen sirio.
Los demás fallecidos se han registrado en las provincias de
Reef Dimashq, con 21 civiles y cinco combatientes; Idleb, con diez civiles y
siete combatientes; Deraa, con seis civiles y un rebelde; Al Raqa, con cuatro
niños; Aleppo, con cinco civiles; y Deir Ezzor, con un rebelde.
Naciones Unidas calcula que desde marzo de
2011, cuando comenzó el levantamiento popular contra el régimen de Al Assad, unas 70.000 personas han muerto a causa de los combates entre las
fuerzas gubernamentales y rebeldes.
El Gobierno atribuye gran parte de las
víctimas a los grupos terroristas que
actúan en el país árabe
—según ha denunciado insistentemente— con la financiación y el apoyo material
de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, entre otros.
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