Noticias en Línea. Nepal
está sumido en el caos tras el terremoto de intensidad 7,8 que el sábado golpeó
el país. La lluvia que cayó durante la noche, la falta de comunicaciones y de
medios y las réplicas del seísmo están complicando la búsqueda de
supervivientes.
Al menos 3.726 personas han muerto, según cifras oficiales
citadas por Reuters. Pero el número de víctimas puede subir más ya que las
autoridades alertan de que los equipos de rescate aún no han podido llegar a
algunos de los sitios más afectados, en las zonas montañosas del oeste del
país.
Los
heridos se cuentan por miles en Katmandú. Muchos de ellos esperaban a ser
tratados en las polvorientas calles de la capital, debido a la insuficiencia de
medios y saturación de los hospitales. “Tantos los centros médicos públicos
como los privados están saturados y están atendiendo a los pacientes en la
calle”, alerta el embajador de Nepal en India. Unicef ha advertido de que hay
cerca de un millón de niños afectados que necesitan ayuda urgentemente.
Las
carreteras que salen de la ciudad están llenas de gente, algunos con sus niños
en los brazos, que intentan coger un autobús, un coche o un camión. En el
aeropuerto internacional de la capital se están formando largas colas de
turistas y ciudadanos que buscan un vuelo a la desesperada.
“Estamos
llegando con ayuda a personas fuera de Katmandú, pero es extremadamente difícil
proporcionar asistencia a mayor escala en las áreas más afectadas por el
terremoto. Muchas carreteras han sufrido importantes daños.
Los miembros de
nuestro personal aún están tratando de comprobar que tanto sus familias como
los miembros de las organizaciones con las que trabajamos están a salvo. Hasta
ahora, los recuentos de víctimas se refieren únicamente al Valle de Katmandú.
Me temo que, desgraciadamente, esto es solo el comienzo”, explica Cecilia
Keizer, directora de Oxfam en Nepal en un comunicado difundido por la
organización.
El
país ha declarado el estado de emergencia nacional y el primer ministro, Sushil
Koirala, que regresó precipitadamente la pasada noche de un viaje oficial a
Indonesia, ha pedido la colaboración de todos los ciudadanos y ha instado a no
perder la calma pese a las fuertes réplicas que continúan sacudiendo el
terreno. Este domingo se registró un nuevo movimiento de 6,3 grados.
El
seísmo causó el colapso de muchos edificios de la capital, sobre todo en el
extrarradio, donde se encuentran los barrios más pobres. De los que quedan en
pie, muchos tienen graves problemas de estabilidad. Algunos ciudadanos intentan
levantar los escombros con sus propias manos.
Otros acuden a donar la sangre
que requieren desesperadamente unos hospitales desbordados y donde, según
testigos presenciales, ya no hay espacio donde colocar a los muertos. Las
comunicaciones se han visto gravemente afectadas y el funcionamiento de los
teléfonos y de internet es, cuando menos, esporádico. Los cortes en el
suministro eléctrico que ya padece el país de modo crónico se han agudizado.
NEL/El País
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