El
conductor de un tren
que descarriló en el noroeste
de España, matando al menos a 78 personas e hirieron a decenas más, sigue
siendo el centro de las investigaciones, y el principal sospechoso de ser
culpable del accidente, según fuentes oficiales.
Las
investigaciones y preguntas se han centrado en la velocidad a la viajaba que el
tren al entrar en una curva cerca de la ciudad de Santiago de Compostela en la
noche del miércoles.
El
ministro español de Interior, Jorge Fernández Díaz, dijo a la prensa en
Santiago de Compostela que hay "indicios racionales" de que el
accidente es culpa del conductor. Presionado
sobre qué indicios eran, se negó a dar más detalles.
No
está previsto que el conductor comparezca entre el tribunal este sábado, pero
la intención es que lo haga lo antes posible.
El
conductor, que se encontraba bajo custodia policial en el hospital en el que
estaba ingresado desde la tarde del jueves, ha sido ya dado de alta, y está en
comisaría imputado por homicidios por imprudencia. Mañana a las 19.40 horas,
cuando se cumplen las 72 horas máximas de detención, "será puesto a
disposición del juez". Se le imputa un presunto delito de homicidios por
imprudencia.
El
jefe de la policía regional gallega, Jaime Iglesias, dijo a los reporteros el
viernes que el conductor se encontraba bajo custodia de la policía a causa de
un posible "crimen".
Ante
la pregunta, "¿Qué crimen?" él respondió: "Bueno ... en relación
con el accidente, en el marco de su imprudencia, en relación con la causa del
accidente".
El
accidente en las afueras de Santiago de Compostela, una ciudad popular entre
los turistas y peregrinos cristianos, conmocionó a la comunidad gallega y a la
nación entera.
Los
restos destrozados de los ocho vagones que salieron despedidos a toda velocidad
cuando el tren descarrilado han sido retirados de las vías, pero la triste
tarea de identificar a los muertos continúa.
Ríos,
de la corte suprema regional, dijo a CNN el viernes que 75 víctimas han sido
identificadas, de un total de al menos 78 personas muertas.
Al
menos 63 de los muertos son españoles, dijo. También entre ellos se encuentra
un ciudadano de los EE.UU., Ana-Maria Cordoba de Arlington, Virginia, y un
número de personas de Europa y América Latina.
A
medida que se identifican la mayoría de los cuerpos están siendo devueltos a
sus familias en duelo, según dijo un comunicado del departamento de justicia
regional. Se van a realizar pruebas de ADN a algunos de los restos para establecer
su identidad.
Al
menos cinco ciudadanos estadounidenses resultaron heridos, dijo la portavoz del
Departamento de Estado adjunto Marie Harf.
El
periódico local La Voz de Galicia dijo que el funeral por las víctimas se
celebrará el lunes por la noche en la catedral de Santiago de Compostela.
¿Iba
demasiado rápido?
La agencia española de noticias EFE y diario nacional El País citan fuentes de
la investigación, cuando afirman que el piloto reconoció, minutos después del
accidente, que el tren viajaba cerca de 190 kilómetros por hora (120 mph).
Elena
García, portavoz de Renfe, la empresa ferroviaria nacional, no dio a conocer el
viernes la velocidad del tren que viajaba en una pista express, donde los
trenes pueden alcanzar velocidades de 250 kilómetros por hora. Sí dijo, sin
embargo, que el límite de velocidad para la curva donde ocurrió el accidente es
de 80 kph.
Rafael
Catalá, secretario de Estado para el transporte y la vivienda, dijo a la radio
española Cadena SER que "la tragedia parece estar relacionado con el tren
iba muy rápido", pero que las razones por las que iba a esa velocidad no
se conocen todavía.
El
servicio expreso de pasajeros se acercaba al final de un viaje de seis horas
desde Madrid a la ciudad de Ferrol en el noroeste de España cuando se produjo
el accidente.
Las imágenes de una cámara de seguridad revelan cómo, a medida que el tren se
adentra en la curva, sus coches descarrilan y se estrellan de costado en una
estructura de soporte de hormigón para un puente.
Las
llamas estallaron en uno de los vagones, mientras que otro de los coches se
partió en dos en el accidente. Los equipos de rescate y viajeros pasajeros
sacaron cuerpos a través de las ventanas rotas y las puertas abiertas.
Maria
Vigo, cuya casa está encima de las vías del tren, dijo a CNN cómo oyó un
choque, y luego el grito ensordecedor de metal en el hormigón. "Cuando
vi uno de los vagones saltar por el aire supe que algo horrible había
sucedido", dijo.
Ella
y su marido Suso intentaron ayudar a los heridos, ofreciendo sábanas para
envolver alrededor de la herida y cuerdas para transportar a los supervivientes
de las vías.
El
bombero Miguel Ángel Bello dijo que los primeros cuatro minutos después de que
llegó a la escena fueron una desesperada carrera contra el tiempo.
Él
y sus compañeros bomberos rompieron ventanas y dieron patadas en las puertas
para sacar a los pasajeros atrapados en el interior antes de que los vagones
fueran pasto de las llamas. De
entre las ruinas, una niña lo llamó. "Ella estaba bajo escombros, dijo que
quería salir y volver a casa, pero murió", dijo.
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