Ollanta Humala quiere
pasar a la historia como el presidente que concrete el Gasoducto Sur Peruano y
el polo petroquímico del sur por
un total de 11,500 millones de dólares, a fin de garantizar el vigoroso
crecimiento económico de Perú.
Pero
es cada vez más probable que deje el poder en el 2016 sin haber cortado la
cinta del anhelado plan que ya tropezó con demoras en su licitación, con
temores de suministro de gas y hasta con la amenaza terrorista de Sendero Luminoso.
“El
proyecto jamás va a llegar para el 2016. No hay forma de que llegue”, dijo a
Reuters un funcionario de alto rango del Gobierno con amplio conocimiento del
sector y que pidió no ser identificado porque no está autorizado a hablar sobre
el asunto.
“Cualquiera
de estas cosas toma cinco años en desarrollarse”, enfatizó.
La
licitación del Gasoducto Sur Peruano, de unos 4,000 millones de dólares,
proyectado desde los yacimientos de los Andes hasta la sureña región de
Moquegua en el Pacífico, será recién adjudicada a fines de este año o el
próximo.
Y
la empresa brasileña Braskem,
que planifica desde hace un par de años la construcción de una petroquímica de
3,500 millones de dólares, todavía no sabe exactamente dónde levantaría la
planta.
“Hay
que tener ganas”, dijo a Reuters el director de Braskem para Sudamérica, Sergio
Thiesen. “No basta hablar, tienes que hacer”, acotó.
“Perú
tiene una oportunidad única: está situado en un centro consumidor y tiene
materia prima”, añadió el ejecutivo de la empresa que proyecta construir una
planta de 1,2 millones de toneladas anuales de polietileno para abastecer no
sólo a Perú sino también a Chile y a Colombia.
Humala tiene aún tres años para sacar adelante su ambicioso proyecto. Sin
embargo, expertos del sector advierten que difícilmente el ducto será
construido en ese plazo y estiman que la primera petroquímica estaría lista recién
en el 2018.
Encima,
hay cierta confusión sobre la fecha de la licitación del gasoducto. El jefe de
Proinversión, a cargo del proceso, dijo recientemente que el concurso será
realizado en el 2014. Odebrecht aparece
nuevamente entre los favoritos, dijeron fuentes del Gobierno.
Algunos
dicen que el plan ha sido politizado para ganar el apoyo de los votantes en el
sur de Perú y tendría en realidad más sentido instalar la planta petroquímica
en un polo termoeléctrico que ya existe en el centro de la nación y tiene
garantizado el suministro mediante el único gasoducto existente en el país.
“(El
Gobierno) lo ha convertido en un tema político”, dijo el funcionario de alto
rango con conocimiento del proyecto. “No está bien planteado, no es coherente,
va a duplicar el gasto”, argumentó.
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