Las
fuerzas armadas de Egipto derrocaron el miércoles al primer presidente
democráticamente electo después que cumplió apenas un año en el poder,
instalaron un gobierno civil provisional, suspendieron la Constitución y
llamaron a nuevas elecciones.
Aunque el presidente islamista, Mohamed Mursi, denunció la acción militar como un "golpe de Estado total", millones
de manifestantes opositores al mandatario en ciudades de todo el país
estallaron en escenas delirantes de alegría, con gritos de "Dios es
grande" y "Viva Egipto".
Después que el jefe de las fuerzas
armadas anunció por televisión que el ejército había suspendido la constitución
y que convocaba a elecciones anticipadas, estallaron fuegos artificiales sobre
la multitud que bailaba y ondeaba banderas en la plaza Tahrir de El Cairo,
epicentro de la revuelta que en 2011 derrocó al autócrata Hosni Mubarak.
El
miércoles, la plaza Tahrir fue apenas una de varios centros en todo el país en
donde los egipcios se rebelaron de forma impresionante y desde hace cuatro días
contra Morsi. Fueron las manifestaciones más grandes contra el gobierno que se
hayan visto en Egipto, superando incluso las de 2011.
En una alocución
televisada, el jefe militar egipcio Abdel-Fatá el-Sisi anunció también la
creación de un nuevo gabinete y que Morsi sería reemplazado por el titular de
la Corte Suprema Constitucional.El jefe militar advirtió que las fuerzas
armadas enfrentarán "de manera contundente" cualquier brote de
violencia.
Poco después, Morsi envió un mensaje por Twitter en el que denunció
"un golpe de Estado total". Mursi agregó que el operativo militar
"será rechazado categóricamente por todos los hombres libres de nuestra
nación".Morsi ha insistido en que su legitimidad como presidente electo no
debe ser violada, caso contrario Egipto podría caer en la violencia.
Algunos de
sus seguidores islamistas, decenas de miles de los cuales salieron a las calles
en los últimos días, se han comprometido a luchar hasta el final."¡Abajo
el gobierno de los militares!", corearon algunos en una zona de El Cairo
después del anuncio del ejército.
El lema fue el mismo que utilizaron los
revolucionarios de izquierda durante los casi 17 meses de gobierno militar
directo que siguieron a la destitución de Mubarak.El ejército ha insistido en
que no se trata de un golpe de Estado, sino que sólo actúa a nombre de la gente
para despejar el camino hacia un nuevo gobierno.
En su discurso, el jefe del
Ejército, general el-Sisi dijo que el titular de la Corte Suprema
Constitucional será presidente interino hasta que se celebren nuevas
elecciones. Agregó que se formaría un gobierno de tecnócratas con "plenos
poderes" para dirigir el país.
El-Sisi habló flanqueado por los principales
clérigos musulmanes y cristianos del país, así como por el líder reformista
Mohamed El Baradei y dos representantes del movimiento juvenil de oposición que
ha estado detrás de la ola de protestas.
El jefe militar prometió "no
excluir a nadie ni a ningún movimiento" de las próximas medidas, pero no
definió cuándo durará el período de transición, ni cuando se celebrarán las
elecciones presidenciales. Tampoco mencionó qué harán los militares.
El-Sisi
dijo que la constitución, redactada por los aliados islamistas de Morsi, fue
"suspendida temporalmente", y que un panel de expertos y
representantes de todos los movimientos políticos analizarán las enmiendas que
se le harán. No dijo si el referéndum se celebraría para ratificar los cambios,
como es habitual.
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