Gerson
Urrutia Machuca (31), quien el sábado interrumpió una boda en la
parroquia El Sagrario y amenazó a más de 150 asistentes con una pistola, padece de
esquizofrenia, señalaron ayer sus familiares. Según ellos, él fue internado
hace ocho años en el Instituto Nacional de Salud Mental y en la actualidad toma
medicinas para su enfermedad.
A las 7:40 p.m.
del sábado, Urrutia irrumpió en el templo situado al costado de la Catedral de Lima, disparó
al aire, tomó de rehén a un sacerdote y amenazó con explotar una bomba. Diez
minutos después, arrojó su arma y fue capturado por la policía.
Jessy Romero,
prima de Urrutia, manifestó ayer que él ha padecido problemas mentales desde hace varios años. “Su
comportamiento era agresivo, incluso con la familia. Siempre despotricaba
contra la Iglesia
Católica debido a que fue criado con evangélicos”, dijo la mujer.
Los familiares
sostuvieron que Urrutia no tiene esposa ni hijos. Él trabaja como carpintero
en Huancayo y
administra dos talleres en esa ciudad. “Gerson llegó a Lima hace un mes y vivía
con su hermana en El Agustino. No sabemos si sigue con su tratamiento”, dijo
otra prima.
Ni el
Arzobispado de Lima ni la pareja que celebraba su matrimonio en el templo
quisieron dar declaraciones.
Urrutia fue interrogado ayer en la sede de la Divincri Centro y
por la tarde fue trasladado a la carceleta del Ministerio Público, en el
Cercado. A su salida, dijo que no se arrepentía de nada y que planeó su amenaza
hace seis meses.
La policía
levantó cinco cargos contra él: tentativa de homicidio, delito contra la
seguridad pública, tenencia ilegal de armas de fuego, peligro común y daños
contra el patrimonio cultural.
El abogado
penalista Luis Lamas señaló que el más grave de estos delitos es la tentativa
de homicidio. “Si Urrutia es hallado culpable, puede recibir hasta 15 años de
prisión”, agregó. No obstante, Urrutia podría demostrar ante el Poder Judicial
que sufre de esquizofrenia para ser declarado inimputable, según el letrado.
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