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El Festival del Lichi y la Carne de Perro de Yulin, una ciudad de 600.000
habitantes en la provincia de Guangxi, en el suroeste de China, donde se
celebra desde el lunes pasado el evento anual culinario de carne canina, considerada una
delicia en esa región, está siento blanco de las protestas de numerosos
activistas.
Mientras algunos han optado por manifestarse
con pancartas o enviando mensajes contra el sacrificio y consumo de estos
animales a los propietarios de los locales que los cocinan, como recoge es
lunes la agencia oficial Xinhua, los más decididos han llegado a pagar pequeñas
fortunas para comprar y salvar la vida a cientos de perros.
De hecho, la activista Yang Xiaoyun, de 65
años y originaria de Tianjin (noreste, a unos 2.000 kilómetros de distancia)
viajó hasta Yulin y pagó unos 7.000 yuanes (989 euros, 1.127 dólares) para
salvar a un centenar de animales de su sacrificio para ser consumidos durante
el festival.
Su ejemplo tal vez es uno de los más
llamativos, pero sin duda refleja el sentimiento de desagrado ante ese festival
que comparten con ella cada vez más millones de chinos, en un país donde se
cree que al menos unos 30 millones de hogares tienen perros como mascota,
mientras crece su sensibilidad hacia los derechos de los animales.
Con todo, en ciertas partes de Guanxi, como
ocurre en otras zonas del sur y el sureste de China, la población local no ve
ninguna diferencia ética entre consumir carne de cerdo o de perro, y defiende
que debería ser libre de disfrutar tranquilamente de esa costumbre.
Los críticos, sin embargo, creen que es una
actividad cruel, y señalan además los posibles riesgos de comer perro, al ser
un animal que no se cría normalmente para su consumo, por lo que se teme que
muchos de los canes que se vendan y se cocinen en Yulin estos días puedan ser
perros robados, sin ningún tipo de control sanitario.
Se calcula que este año se sacrificarán unos
10.000 canes para su consumo en Yulin, y la creciente indignación de los chinos
de esa y de otras partes del país con la tradición de esa zona ha calentado un
intenso debate en las redes sociales, donde cientos de miles de usuarios han
mostrado su oposición al festival.
Según una encuesta de la popular red social
Sina Weibo, el 87,9 por ciento de los 4.606 consultados hasta anoche se mostró
partidario de que Pekín prohíba con una ley este tipo de abuso de los animales,
mientras que el resto opinó que no es necesario.
El subdirector de la Administración de
Alimentos y Medicinas de Yulin, Chen Taotao, tuvo que aclarar públicamente que
su Gobierno nunca ha apoyado el festival, que calificó como "solo una
reunión de vecinos de la zona por el solsticio de verano".
En realidad el evento empezó a convertirse en
tradición en 1995, cuando los vendedores de una famosa calle de restaurantes de
la ciudad colocaron carteles que decían: "Bienvenidos al festival de
comida de perro", según explicó Wei Wanli, un empleado de la oficina
veterinaria de Yulin.
La costumbre tomó más fuerza desde 2009,
cuando un plato con carne de perro ganó un festival gastronómico de la ciudad.
Aunque también se come este animal legalmente
en otras provincias chinas, como Jiangxi, Yunnan y Hubei, en 2011 la región
oriental de Zhejiang prohibió el Festival de Carne de Perro de Jinhua Hutou, en
la misma prefectura donde está Yiwu, el punto de salida de la ruta ferroviaria
mercante más larga del mundo, de China a España.
NEL/EFE
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