La estrategia de
responder siempre con una sonrisa forzada cuando le hacen algún cuestionamiento
a su gestión ya no le está funcionando al presidente Ollanta
Humala.
El creciente problema de la inseguridad
ciudadana en el país ha comenzado a mellar su popularidad que,
en un solo mes, cayó seis puntos –el segundo bajón más importante desde
que sucedieron los hechos violentos en Conga–, según el último sondeo de Datum
Internacional.
Después del
asesinato de un reportero gráfico, del asalto en la notaría Paino, donde
falleció un ciudadano, y de la anodina actuación del director general de la Policía, Raúl Salazar –quien
le mintió a la población cuando dijo que había habido persecución a los
delincuentes–, el rechazo a la labor que desempeña el jefe de Estado subió
de 36% a 42% y la popularidad bajó de 57% a 51%.
Las razones
saltan a la vista. El 82% de la población se siente inseguro en su ciudad,
el 80% no cree que la Policía
lo protege y el 73% piensa que el presidente de la República no está
cumpliendo su promesa de acabar con el problema de la inseguridad.
Al margen de
estos temas, la población rechaza (83%) que el presidente haya utilizado el
término “panzón” –con el que se refirió tácitamente a su antecesor Alan García–
y considera un error (66%) que haya viajado a la Antártida con su
familia.
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