Noticias en Línea. El Papa Francisco criticó hoy la "hipocresía" de
los religiosos que viven de forma ostentosa y rompió una lanza a favor del
celibato en la tercera jornada de su visita a Corea del Sur, iniciada con
una multitudinaria misa en Seúl.
El
pontífice censuró "la hipocresía de los hombres y mujeres consagrados
que profesan el voto de pobreza y, sin embargo, viven como ricos" en
su encuentro con 4.000 miembros de las comunidades religiosas surcoreanas en el
complejo de Kkottongnae, unos 100 kilómetros al sur de la capital.
Esta
actitud "daña el alma de los fieles y perjudica a la Iglesia", según
Francisco, que advirtió al clero de Corea del Sur -un país que ha protagonizado
un rápido progreso material en las últimas décadas- del "peligro que
plantea el consumismo sobre la pobreza de la vida religiosa".
Sobre la castidad de los religiosos, Jorge Mario Bergoglio expresó que todos
saben "lo exigente que es y el compromiso personal que comporta", y reconoció
que existen "tentaciones en este campo" a las que combatir con
"humilde confianza en Dios, vigilancia y perseverancia".
El
Papa, que en otras ocasiones ha manifestado una posición abierta a la hora de
abrir un debate sobre el celibato, rompió así una lanza por la castidad del
clero.
Bergoglio también se citó en Kkottongnae con 150 representantes de los laicos
de la Iglesia surcoreana y tomó contacto con varias personas con discapacidad,
además de hacer una simbólica y silenciosa visita a un "cementerio de
abortados", donde se limitó a orar frente a las cruces de recuerdo a los
nonatos.
Kkottongnae,
ubicado en la localidad de Eumseong en el centro del país, es un complejo
católico donde se atiende a miles de personas con discapacidad y se
prestan servicios a otros colectivos vulnerables.
Sin
embargo, el complejo no está exento de polémica, ya que sobre su
fundador pesan acusaciones de malversación de fondos públicos, por lo que
varios sectores católicos surcoreanos han criticado la inclusión de este lugar
en el itinerario papal.
Antes
de la visita a Kkottongnae, en la emblemática plaza de Gwanghwamun de Seúl unos
200.000 invitados y otros 600.000 espontáneos, según la policía, brindaron
su mayor baño de masas al obispo de Roma, que beatificó a 124 mártires de
la primera generación de víctimas de la persecución religiosa en Corea de los
siglos XVIII y XIX.
Ataviados
con camisetas y gorras de Francisco y con cánticos de "viva papa, viva
Papa", los católicos surcoreanos arroparon al pontífice mientras
saludaba desde su "papamóvil" blanco en un recorrido de unos 500
metros por la avenida de Sejong-daero hasta llegar al altar provisional ubicado
en Gwanghwamun, en el centro histórico de la capital.
Entre
los invitados se encontraban unos 400 familiares de víctimas del naufragio
del ferry Sewol, que desde hace semanas acampan en la emblemática
plaza para protestar contra el Gobierno y exigir una investigación
independiente.
En
toda su visita Bergoglio se ha hecho eco del dolor de este colectivo, al que ha
dedicado palabras de consuelo en varios discursos, e incluso se ha colocado en
la solapa el lazo amarillo de solidaridad con las víctimas de la tragedia.
El
papa argentino viajará este domingo a Haemi, unos 100 kilómetros al sureste de
Seúl, para oficiar la misa de clausura de la VI Jornada de la Juventud Asiática
(JJA), que ha atraído a unos 6.000 jóvenes de 23 países del continente.
Francisco
permanecerá en Corea del Sur hasta el lunes, día en que regresará a
Roma tras una visita que se considera histórica al ser la primera de un papa en
dos décadas a Asia Oriental y la primera en 25 años a Corea del Sur, donde
residen 5,4 millones de católicos, más del 10 por ciento de la población.
NEL/EFE
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