Barack Obama ganó
esta noche la reelección como presidente de Estados Unidos al sumar 332 votos del Colegio electoral, frente a los 206 logrados por Mitt
Romney. Aunque el voto popular fue muy igualado entre los
dos candidatos, confirmando la gran polarización anunciada por las encuestas
(Romney fue por delante toda la noche en el voto global; solo al final quedó
por detrás, casi en un reparto al 50%), el candidato demócrata se llevó los estados que eran más decisivos en estas elecciones, sin
dejar opciones matemáticas a su rival.
Así, Obama ganó la reñida batalla por Ohio,
donde Romney presentó real resistencia e incluso disputó el resultado hasta el
último momento, tardando en conceder su derrota y retrasando la aparició del
presidente ante sus seguidores. También por muy escaso margen, de solo unos
cuantos miles de votos, Obama se impuso en Florida
y Virginia, en escrutinios en los que ambos candidatos
estuvieron muy igualados hasta el final. Igualmente se llevó Nevada y Colorado,
gracias al voto hispano, así como
Iowa, Wisconsin y New Hampshire.
Con menos
porcentaje de voto nacional que en 2008, Obama logró
prácticamente repetir el mapa de su primera victoria. Solamente perdió Indiana
y Carolina del Norte, que fueron las únicas conquistas que le hizo Romney.
La principal razón del triunfo de Obama
radica en una amplia movilización del voto demócrata, en muchas zonas incluso
similar al que logró en 2008.
Las
encuestas que pronosticaban un ajustado resultado llevaron a un gran esfuerzo
de la militancia demócrata para combatir la abstención entre sus filas. El
líder demócrata pudo sumar de nuevo la coalición de fuerzas que le llevaron a
la presidencia cuatro años atrás. Las encuestas a pie de urna indicaban que podría haber
atraído alrededor del 69% del voto latino, ligeramente por
encima del que cosechó en las anteriores elecciones.
En
ello se vio ayudado por el mensaje antiinmigratorio republicano, que hizo que
Romney se atrajera solo el 29% del apoyo de ese grupo social, el porcentaje más
bajo desde 1996.. Tampoco el voto juvenil ni el de los afroamericanos se vio
especialmente disuadido de apoyarle de nuevo a pesar de levantar menos
entusiasmo.

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