Noticias en Línea. A veces el objeto
avistado en el agua es una línea de pesca enredada o una boya. Puede tratarse
de los restos de lo que alguna vez pudo haber sido la tapa de una hielera. Los
objetos recuperados del mar hasta ahora, sin embargo, han sido pistas de lo que
le pasó al avión de Malaysia Airlines desaparecido hace más de tres semanas.
La
expectativa creada por alguno de estos objetos flotantes se ha vuelto
frustración en varias ocasiones. Los objetos detectados desde aviones en la
búsqueda de indicios del vuelo 370 en la zona de búsqueda al oeste de Australia
han resultado ser basura marina.
Material encontrado
Estos
objetos no sólo son una distracción y una pérdida de tiempo para las
tripulaciones aéreas y marítimas en busca de posibles restos del avión que
desapareció el 8 de marzo con 239 personas a bordo, sino que también revelan
los problemas más amplios que padecen los océanos del mundo.
"El
océano es como una sopa de plásticos flotantes, en la que estos objetos más
grandes flotan como crotones", dijo el capitán Charles Moore, de Los
Angeles y defensor del medio ambiente. A Moore se le acredita haber atraído la
atención a una zona del océano entre Hawái y California conocida como Great
Pacific Garbage Patch (conocida en español como "Sopa de plástico" o
"Remolino de basura del Pacífico"), que según algunas versiones tiene
el tamaño de Texas.
Los
océanos del mundo tienen otros cuatro de estos vórtices que recolectan restos
flotantes, dijo Moore. Los investigadores inspeccionan el borde oriental de uno
de estos remolinos en el Océano Índico, a unos 1.850 kilómetros (1.150 millas)
al oeste de Perth.
"Es
como un inodoro tapado, que hace remolinos sin desalojar los desechos",
dijo Moore.
Estas
grandes zonas de desechos flotantes no tienen ningún parecido con un basural
típico de una ciudad. De hecho, la mayor parte de la basura ni siquiera se
puede ver: Se trata de pequeños trozos de plástico que flotan justo por debajo
de la superficie.
Los
objetos más grandes en estos remolinos también tienden a ser de plástico y a
menudo están relacionados con la pesca, dijo Moore. No obstante, dijo haberse
topado también con bombillas y un asiento de inodoro. Dijo que frente a la
costa de California vio flotando un refrigerador, con todo y jugo de naranja
descongelado.
Declaraciones
El
oceanógrafo de Seattle Curtis Ebbesmeyer ha estado estudiando el fenómeno de la
basura en los océanos desde hace años. Dijo que también hay pequeñas
aglomeraciones de basura que se acumulan dentro de los remolinos.
"Si
usted va a una casa se topará con bolitas de polvo", dijo. "El océano
tiene una masa de bolitas de polvo, cada una moviéndose alrededor de 10 millas
(16 kilómetros) al día".
Ebbesmeyer
dice que le impresiona la basura que arrojan los cientos de contenedores que
caen por la borda de buques de carga cada año. Hay uno, agregó, que sigue
eructando piezas de Lego que acaban en las playas de Cornwall, Inglaterra. De
otro salieron unos 2.000 monitores para computadora. Otro más lanzó a la
superficie miles de pares de zapatillas Nike.
Dijo
que a veces los propios contenedores pueden convertirse en un peligro, pues
pueden flotar durante meses, ayudados por los objetos de plástico en su
interior o por el aire atrapado detrás de las puertas herméticas. La basura
también llega al océano después de ser llevada por ríos o arrastrada por
tsunamis, dijo Ebbesmeyer.
A
los científicos les preocupan particularmente los objetos de plástico pequeños
como bolsas, botellas de plástico para agua y artículos para el hogar. Las olas
rompen estos objetos en pedazos más pequeños.
Denise
Hardesty, una investigadora de la agencia científica australiana CSIRO, dijo
que los estudios en los que ella ha participado estiman de forma conservadora
que hay entre 5.000 y 7.000 pequeñas piezas de plástico por kilómetro cuadrado
en las aguas que rodean Australia.
Añadió
que unos dos tercios de las aves marinas a las que ella les ha realizado
necropsias ingirieron por lo menos alguna pieza de plástico. Dijo que un ave en
particular había tragado 175 piezas. Otra ave, dijo, se tragó todo un tubo de
plástico de los que producen luz por reacción química y que era más largo que
un dedo. Algunos pescadores usan estos tubos para atraer a los peces bajo el
agua.
NEL/La
Voz - Argentina
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