sábado, 15 de diciembre de 2012

Un coronel, policías, jueces y abogados están vinculados a banda La Gran Familia

En el Penal. Aureliano Ángeles Bonilla o Ángel León Arévalo,
La organización de extorsionadores y sicarios La Gran Familia tenía infiltrada a la policía y el sistema judicial de Lambayeque, según las primeras investigaciones de las Fiscalías Contra el Crimen Organizado. 

Hasta ahora se ha identificado a 36 integrantes de esta banda que operaba en las ciudades de Tumbes, Piura, Lambayeque, Chiclayo, Trujillo,  Chimbote y Cajamarca.

Su principal actividad era la extorsión, pero además fomentaba invasiones, participaba en desalojos, organizaba sindicatos de Construcción Civil y mataba a los que se les enfrentaban o los rivales de quienes contrataban sus servicios.
Las acciones de inteligencias, los documentos incautados en las casas intervenidas, la escucha telefónica, los interrogatorios y las agendas del jefe de la banda, Aureliano Pascasio Ángeles Bonilla o Ángel León Arevalo, (a) "Viejo Paco" o "Tota", están revelando nuevos nombres de presuntos colaboradores de esta organización.

Las autoridades esperan completar en los próximos días un completo organigrama de esta organización ilícita.  

Esta organización también se conocía como "Última cena", en alusión a que la banda tenía por costumbre intervenir a sus víctimas cuando estaban almorzando o cenando en algún restaurante y, entonces, era su última comida en paz.

Según han revelado las víctimas, el término del consumo de sus alimentos coincidía con la llegada al restaurante de un motociclista. El sujeto se acercaba a la mesa y ponía un celular nuevo al lado de la víctima:

"Tenga, de parte del 'Viejo Paco', y no se preocupe que su cuenta ya está pagada", decía el motociclista y procedía a retirarse.

Minutos después se producía la llamada maldita. El "Viejo Paco" pedía una contribución si se trataba de un empresario de la construcción, una cuota de seguridad si correspondía a otro rubro, o un favor, en caso de funcionarios públicos: policías, jueces, fiscales, autoridades municipales.

A los que no aceptaban les hacían saber que su vida o la de sus familiares estaban en peligro. Se cree que la mayoría aceptó los pedidos del "Viejo Paco"; otros fueron asesinados, y algunos, un pequeño grupo, cuyas identidades se mantienen en secreto por seguridad, acudieron ante el fiscal Carrasco Millones. 

Paralelamente en Lima, atendiendo un pedido del fiscal de la Nación, José Antonio Peláez, las fiscalías contra el crimen organizado y la división antisecuestros de la policía nacional habían iniciado sus propias pesquisas y trabajos de inteligencia.

Ambas investigaciones coincidieron en noviembre último, durante una jornada de capacitación del Ministerio Público. Carrasco Millones ya no podía avanzar más en Chiclayo, desconfiaba de la policía y le solicitó apoyo a Chávez Cotrina, sin saber que éste avanzaba su propia investigación.

De otro lado, oficiales y agentes de inteligencia de la policía recorrían Chiclayo y Trujillo en busca de pistas y la ubicación del "Viejo Paco", al que la policía tenía referido desde el 2009, pero que hasta ahora no había podido relacionar con ninguna actividad delictiva.

Así fue como el 8 de noviembre último, el "Viejo Paco" fue detenido cuando participaba en una pollada en Motupe, junto a sus principales lugartenientes. En la captura participaron policías y fiscales desplazados desde Lima, para evitar filtraciones.

Otros nombres de la policía que han aparecido en las investigaciones son los de los mayores Carlos Quevedo, Román Pérez, César Fernández y los suboficiales Robert Dávila, Pablo Molero, Hugo Morales, José Cavero, Calisto Coronel, quienes también habría hecho abandono de destino.

“Existe un grupo de oficiales y suboficiales, de las diferentes unidades de la II Diretpol, que están debidamente identificados y solo estamos a la espera de las órdenes de detención preliminar para poder intervenirlos”, confirmó el jefe de la II Dirtepol, coronel PNP Jorge Linares Ripalda.


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