La
organización de extorsionadores
y sicarios La Gran Familia tenía infiltrada a la policía y el
sistema judicial de Lambayeque, según las primeras investigaciones
de las Fiscalías Contra el Crimen Organizado.
Hasta ahora se ha identificado a 36
integrantes de esta banda que operaba en las ciudades de Tumbes, Piura, Lambayeque,
Chiclayo, Trujillo, Chimbote y Cajamarca.
Su principal actividad era la extorsión,
pero además fomentaba invasiones, participaba en desalojos, organizaba
sindicatos de Construcción Civil y mataba a los que se les enfrentaban o los
rivales de quienes contrataban sus servicios.
Las acciones de inteligencias, los
documentos incautados en las casas intervenidas, la escucha telefónica, los interrogatorios
y las agendas del jefe de la banda, Aureliano
Pascasio Ángeles Bonilla o Ángel León Arevalo, (a) "Viejo
Paco" o "Tota", están revelando nuevos nombres de
presuntos colaboradores de esta organización.
Las autoridades esperan completar en los próximos
días un completo organigrama de esta organización ilícita.
Esta
organización también se conocía como "Última cena",
en alusión a que la banda tenía por costumbre intervenir a sus víctimas cuando
estaban almorzando o cenando en algún restaurante y, entonces, era su última
comida en paz.
Según han revelado las víctimas, el término
del consumo de sus alimentos coincidía con la llegada al restaurante de un
motociclista. El sujeto se acercaba a la mesa y ponía un celular nuevo al lado
de la víctima:
"Tenga, de parte del 'Viejo Paco',
y no se preocupe que su cuenta ya está pagada", decía el motociclista y
procedía a retirarse.
Minutos después se producía la llamada
maldita. El "Viejo
Paco" pedía
una contribución si se trataba de un empresario de la construcción, una cuota
de seguridad si correspondía a otro rubro, o un favor, en caso de funcionarios
públicos: policías, jueces, fiscales, autoridades municipales.
A los que no aceptaban les hacían saber que
su vida o la de sus familiares estaban en peligro. Se cree que la mayoría
aceptó los pedidos del "Viejo
Paco"; otros fueron asesinados, y algunos, un pequeño grupo, cuyas
identidades se mantienen en secreto por seguridad, acudieron ante el fiscal
Carrasco Millones.
Paralelamente en Lima, atendiendo un pedido del fiscal de la Nación , José
Antonio Peláez, las fiscalías contra el crimen organizado y la
división antisecuestros de la policía nacional habían iniciado sus propias
pesquisas y trabajos de inteligencia.
Ambas
investigaciones coincidieron en noviembre último, durante una jornada de
capacitación del Ministerio Público. Carrasco
Millones ya no podía avanzar más en Chiclayo, desconfiaba de la policía y le
solicitó apoyo a Chávez Cotrina, sin saber que éste avanzaba su propia
investigación.
De otro lado, oficiales y agentes de
inteligencia de la policía recorrían Chiclayo y Trujillo en busca de pistas y la ubicación
del "Viejo Paco", al que la policía tenía referido desde el 2009, pero que hasta ahora no había podido
relacionar con ninguna actividad delictiva.
Así fue como el 8 de noviembre último, el
"Viejo Paco" fue detenido cuando participaba en una pollada en
Motupe, junto a sus principales lugartenientes. En la captura participaron
policías y fiscales desplazados desde Lima, para evitar filtraciones.
Otros
nombres de la policía que han aparecido en las investigaciones son los de los
mayores Carlos Quevedo, Román Pérez, César Fernández y los suboficiales Robert
Dávila, Pablo Molero, Hugo Morales, José Cavero, Calisto Coronel, quienes
también habría hecho abandono de destino.
“Existe un grupo de oficiales y
suboficiales, de las diferentes unidades de la II Diretpol , que están
debidamente identificados y solo estamos a la espera de las órdenes de
detención preliminar para poder intervenirlos”, confirmó el jefe de la II Dirtepol, coronel PNP Jorge Linares Ripalda.
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