Por segunda vez en poco más de un año, la costa Este de Estados Unidos, y Nueva
York en concreto, se han puesto de guardia por el
impacto de un huracán. “Tómense esto en serio”, pidió el presidente Barack
Obama a los entre 50 y 60 millones de personas que pueden verse
afectadas desde la noche del domingo y hasta el martes, si no fallan las
previsiones, por la llegada del huracán Sandy.
Las alarmas provocaron que los ciudadanos salieran a comprar en masa a los
supermercados. El acopio de comida dejó a muchos de estos establecimientos sin
existencias de leche, huevos o pan.
Poco antes de que apareciera el presidente, Michael Bloomberg,
el alcalde neoyorquino, compareció en rueda de prensa para explicar que acababa
de firmar el decreto por el que se establecía obligatoriamente el desalojo de
los residentes en las zonas litorales de la ciudad. En total, unas 375.000
personas de los cinco concejos. Existe el miedo de que la subida de la marea
–se cree que hasta de tres metros- provoque inundaciones en la zona baja de
Manhattan, en áreas de Brooklyn, Queens y en el Bronx, así como prácticamente
en todo el perímetro de Staten Island.
Vecinos del barrio de Queens de Nueva York se preparan para la llegada del huracán Sandy |
En su comparecencia, el alcalde también anunció el cierre del servicio de
metro a partir de las siete de la tarde de este domingo y de los autobuses, a
las nueve. Los colegios públicos, con un millón de estudiantes, tampoco abrirán
el lunes. Bloomberg pidió responsabilidad con un ejemplo, si alguien ve que “la
gente joven va a hacer surf, disuádanles”. Esa responsabilidad se traduce
también en el cumplimiento de la evacuación, no sólo por la seguridad personal,
sino, además, para evitar poner en peligro la vida de los equipos de
emergencia. Mejor no utilizar los ascensores.
Asimismo, la bolsa de Nueva York informó que no
habrá sesión este lunes. Al menos 3.000 vuelos han sido cancelados, sobre todo
en los aeropuertos neoyorquinos, el de Newark (Nueva Jersey) y el de
Filadelfia. Amtrack tampoco hará las conexiones ferroviarias entre la Gran Manzana y
ciudades como Washington o Boston.
Además de Nueva York y Nueva Jersey, el primer estado que decretó la
evacuación de ciudadanos, la emergencia afecta Connecticut, Massachusetts,
Pensilvania, Delaware, Virginia, Mariland y Carolina del Norte, donde se
preparaban a conciencia para recibir la llamada tormenta perfecta, al
combinarse el huracán con un frente del oeste y la entrada de
aire ártico procedente de Canada.
Los supermercados se quedaron sin stock de alimentos. |
La previsión de que Sandy llegue al noroeste de Estados
Unidos ha dado pie a que los dos candidatos, el presidente Barack Obama y el republicano Mitt Romney,
hayan alterado su programa de viajes. En especial, el presidente regresará
mañana a Washington para pilotar las tareas de rescate. Ayer, antes de salir de
viaje, avisó: “La tormenta aún no ha llegado a la costa, nadie sabe dónde va a
impactar y por eso hay que estar preparados para responder de manera rápida y
masiva”, afirmó.
Bloomberg insistió en que es posible que haya cuantiosos daños, en especial
por las inundaciones y el fuerte viento, que se mueve a una velocidad sostenida
de 120 kilómetros por hora. Entre los consejos que dio figura el de quitar
todos los adornos de Halloween, para que no se conviertan en armas voladoras, o
permanecer en el interior de los refugios –se han abierto 72- o de los
apartamentos, alejados de las ventanas.
Su alerta provocó una inmediata respuesta ciudadana. Si el sábado ya se
percibió un incremento de compradores en los supermercados, ayer se desató la
fiebre. Como muchos establecimientos iban a bajar persianas cerrar antes de
hora por el cierre del transporte público, los ciudadanos se lanzaron a hacer
acopio de comida , de utensilios como pilas o velas, o de medicamentos, e
incluso dinero, con los cajeros automáticos a desbordar.
En las colas que se organizaron a las puertas de los supermercados había de
todo, desde escépticos a personas sumamente preocupadas. “Yo no siente un miedo
especial, pero algo debe de haber cuando toda esta gente ha venido aquí, nunca
había visto tanta aglomeración”, declaró Luke a la puerta de Trader Joe’s, en
el Upper West de Manhattan.
En otro establecimiento, un Whole Foods del mismo barrio, Kim hizo un
comentario sobre el impacto de la emergenia meteorológica. “Los dueños de los
supermercados estarían encantados si cada mes hubiera una alerta de huracán,
ironizó.
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