La policía francesa esperaba unas 300.000 personas a marchar por las calles de París en la
protesta contra la reciente introducción de la legislación del matrimonio entre
homosexuales, sin embargo este número se estimó luego a la mitad, una cifra
igualmente multitudinaria.
Las principales calles de París se vieron
inundadas de manifestantes que desaprueban la union civil entre personas del
mismo sexo. Los manifestantes portaban banderas francesas con imágenes
de una familia integrada por un varon, una mujer e hijos.
En un inicio
las manifestaciones fueron pacíficas, pero al final de esta se desencadenó la violencia. Muchos
de los protestantes atacaron a la policía e incluso a los hombres de prensa,
lo que obligó a las fuerzas de orden a tomar medidas y replegar a los
beligerantes con gases lacrimógenos.
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