Dos
turistas brasileñas murieron y más de veinte han resultado heridos esta mañana
en la turística región de Capadocia
después de que dos globos aerostáticos chocasen en el aire, provocando la caída
de uno de ellos desde gran altitud.
Entre
los heridos, casi todos con fracturas de diversa consideración, se encuentra una anciana española de 73 años, que
ha tenido que ser operada por la rotura de los huesos de ambas piernas. Todos
los pasajeros afectados han sido trasladados al hospital de la ciudad de Nevsehir.
Según
un testigo citado por el diario «Hürriyet», la cesta de uno de los aparatos
golpeó la bolsa de aire de otro, provocando que se desinflase rápidamente y se
precipitase al vacío. La mayoría de los pasajeros eran turistas españoles y
brasileños. Las fallecidas han sido identificadas como María Luiza Gomes, de 71
años, y María Rosas, de 65 años.
El accidente se produjo en torno a las seis de la
mañana, a la hora en la que tienen lugar este tipo de vuelos. «Solo se puede
volar a primera hora de la mañana o a última de la tarde, porque el aire del
globo tiene que estar más caliente que la temperatura de la atmósfera», explicaron.
Accidentes muy infrecuentes
El
acalde de Nevsehir, Hasan Ünver, ha tratado de calmar los ánimos asegurando que
este tipo de accidentes son extremadamente infrecuentes. «Muere más gente
haciendo paracaidismo o rafting. Los riesgos son menores en el sector de los
globos», ha asegurado. Ünver afirma que este negocio no se verá afectado por el
accidente, y que mañana habrá vuelos como de costumbre.
Las
cestas pueden transportar a entre una y dos docenas de personas, dependiendo
del tamaño. El sector da trabajo a cientos de personas en la región. Al menos 18 compañías de globos
aerostáticos operan en Capadocia, y algunas de ellas poseen varios aparatos.
En
un día concurrido, pueden coincidir en el aire en torno a noventa globos, a
pesar de lo cual, estadísticamente los accidentes son muy raros. En 2009, un
turista británico murió y otros diez resultaron heridos tras la caída del
aparato desde una altura de cincuenta metros. En 2010, un mal aterrizaje en un
día de viento provocó fracturas a otro grupo de pasajeros.
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