Manuel
Arenas Castro recuperó ayer su libertad. El empresario fue abandonado en la
madrugada por sus captores en la zona conocida como Puente Nuevo, en El
Agustino, 48 horas después de que su familia pagara 300 mil dólares como
rescate. Había permanecido en manos de una sanguinaria banda –que no dudó en
cortarle el dedo como advertencia– durante 35 días.
Ocurrió
a la 1:15 de la mañana. Arenas –con varios kilos menos, un fuerte grado de
deshidratación y una herida en la mano derecha– tardó varios minutos en
reaccionar. Luego buscó ayuda para llamar por teléfono a sus familiares,
quienes acudieron de inmediato en su auxilio.
Inicialmente,
fue conducido a su vivienda, ubicada en la urbanización Camacho, en La Molina,
donde fue examinado por un médico de confianza. Cerca de las 8 de la mañana,
fue internado en una reconocida clínica limeña.
El empresario ferretero fue plagiado la noche del 9 de abril cuando salía de su negocio, que se encuentra en el Cercado de Lima. A las pocas horas, sus secuestradores tomaron contacto con la familia para exigirle 3 millones de soles como rescate.
Ante
el riesgo que corría su vida, los parientes de Manuel Arenas les pidieron a los
agentes de Investigación de Secuestros de la Dirincri que no intervinieran en
el caso. Lo que hicieron fue contratar los servicios de un negociador
internacional: un oficial de la Marina.
Los
delincuentes, que fingían ser colombianos, se contactaron hasta en cuatro
oportunidades con la familia.
El
momento más difícil se produjo a los 21 días del rapto. Como los hampones no
tenían información alguna sobre el dinero, procedieron a cortar, sin
misericordia, el dedo meñique de la mano derecha de la víctima. Los criminales
hicieron que los parientes fueran a buscar “el encargo” a un baño del club
Regatas Lima, en el distrito de Miraflores.
El
sobre con el macabro contenido fue hallado en el día 23 del plagio, precisó
nuestra fuente policial.
Paralelamente,
los efectivos policiales realizaban trabajos de inteligencia de oficio. Fue así
como detectaron que los facinerosos hacían las llamadas desde teléfonos
públicos que se encontraban en los distritos de El Agustino, San Martín de
Porres y La Victoria.
Finalmente,
el negociador consiguió que los malhechores rebajaran sus pretensiones
económicas a 300 mil dólares. El pago se efectuó la noche del sábado.
Los
secuestradores prometieron liberar de inmediato al empresario. Como esto no
sucedía, la familia temió lo peor, por lo que acudió a la Policía. Felizmente,
la pesadilla llegó ayer a su fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario