Una joven de 20 años fue decapitada la semana pasada en la
provincia de Herat, en el noroeste de Afganistán donde parte del contingente
español está destinado, por negarse a prostituirse. La policía afgana detuvo
este miércoles al presunto asesino, un hombre llamado
Najibullah, y lo mostró en público en una rueda de prensa en Herat para
sensibilizar a la opinión pública, algo totalmente excepcional.
Normalmente, los casos de
violencia contra las mujeres en Afganistán pasan desapercibidos debido a que
son muy habituales, y sus responsables nunca son exhibidos en público. La
policía también detuvo
al marido, la suegra y el suegro de la chica que, según parece, incitaron el
crimen.
Los hechos ocurrieron
concretamente en el distrito de Guzara, situado a escasos kilómetros al sur de
la capital provincial. La chica, llamada Mah Gul, hacía tan sólo cuatro meses
que se había casado y su suegra intentó en repetidas ocasiones que mantuviera
relaciones sexuales con diversos hombres a cambio de dinero, a lo que la joven
se negó. El hombre que materializó el crimen justificó que la suegra le animó a
hacerlo arguyendo que la chica era una prostituta.
En Afganistán la prostitución está muy mal
vista y no se acepta socialmente, aunque muchos hombres
recurren a ella. Se han dado diversos casos de mujeres que son atacadas por su
vecindario al descubrir que se dedicaban a la prostitución.
"Eran las dos de la
madrugada cuando su marido se fue de casa para trabajar en un horno de pan.
Entonces, con la ayuda de su suegra, la maté con un cuchillo", confesó el
asesino. El responsable de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de
Afganistán en el oeste del país, Qader Rahimi, explicó a ELMUNDO.es que los
vecinos dieron la voz de alarma sobre lo ocurrido y por eso la policía pudo
detener a los culpables.
"En otros casos matan a una mujer, esconden el cuerpo y nadie se
entera", añadió Rahimi. De
hecho, en la actualidad la comisión independiente de derechos humanos está
realizando una investigación sobre los denominados crímenes de honor que, según
Rahimi, "son más habituales de lo que se cree" en Afganistán.
Amnistía Internacional también ha condenado el brutal asesinato de la joven.
"El fatídico destino de Mah
Gul es un incidente más que demuestra la situación de violencia que las mujeres
y niñas sufren en Afganistán y la región", declaró Suzanne Nossel,
directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Estados Unidos, que hizo un
llamamiento para que en Afganistán se implemente la ley para la eliminación de
la violencia contra las mujeres, aprobada en el país en el año 2009 y que sigue
sin cumplirse.
En Afganistán es tradición que las familias escojan el marido
para sus hijas, que normalmente es un hombre que ellas no
conocen de nada y que a menudo ven por primera vez el día de la boda. A su vez,
los hombres están obligados a pagar un alta cantidad de dinero a la familia de
la mujer con la que se quieren casar.
El precio puede superar los
3.000 euros en un país donde el sueldo medio de un funcionario es de unos 8.000
afganos, unos 130 euros. Eso hace que los hombres se tengan que endeudar o
pedir dinero prestado para casarse, y que los matrimonios sean una simple
transacción económica. Apenas existen los matrimonios por amor. Eso explicaría
que la familia política de Mah Gul no tuviera ningún reparo a forzarla a la
prostitución.
El crimen en Herat ocurre pocos
días después de que una niña pakistaní, Malala Yousafzai, fuera tiroteada y
gravemente herida en la cabeza por los talibán por defender el derecho de las
mujeres a la educación.
La gran cobertura mediática que se ha dado al caso de Malala ha
sido recibida con un cierto fastidio por las asociaciones de mujeres afganas,
que se quejan de que su situación es igual o muchísimo peor que la de las
mujeres pakistaníes y no reciben tanta atención internacional.
Fuente: Noticias en Línea - El Mundo.es
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